Los Gasol ya son leyenda
En el «show» del partido del All-Star, tan espectacular como impostado, el abrazo entre Pau y Marc Gasol fue un oasis de verdad. Sucedió antes de un salto inicial compartido por hermanos y rivales, en el partido que reúne a los mejores jugadores del mundo, una imagen para la eternidad. «Le he mirado como nunca le he mirado antes de un duelo», reconoció el hermano pequeño, Marc, al acabar la velada.
Ocurrió en el centro del parqué del Madison Square Garden, una meca mundial del baloncesto, después de que Christina Aguilera, con bombín, bastón y poca ropa, cantara «New York, New York» en un pastiche con otros temas de su propia cosecha, y de que Queen Latifah interpretara el himno nacional de Estados Unidos.
«He ido con ganas, ha sido un momento bonito», dijo el hermano mayor ante una nube de periodistas. «Nos hemos dicho ‘felicidades’, y a por el balón». Era la primera vez que dos hermanos comenzaban el partido de las estrellas como titulares. Al ser los pívots de cada uno de los quintetos, les correspondió enfrentarse en el salto inicial. Las sonrisas, los cariños, se acabaron al llegar a la altura del árbitro. Hombro con hombro, las rodillas flexionadas, tensión en la cara. El balón salió de las manos del colegiado, en vertical. Los cuerpos de los hermanos chocaron en el aire. Cuántas veces lo habrán hecho. Delante de una canasta de plástico en el apartamento de San Boi, en los campos de minibasket, en un pabellón de Cornellá, en la casa de Pau cuando se mudó a Memphis, en los entrenamientos del equipo de oro del baloncesto español, en los partidos con las camisetas de los Grizzlies, Lakers y Bulls… «Lo que hacíamos en la canasta de casa de mis abuelos lo haremos ahora delante de mucha más gente», había dicho el hermano pequeño.
Pau, algo mejor en el salto que Marc, necesitó puntear el balón dos veces para imponerse. «Sigo saltando con los pies pegados al suelo», bromeaba después el perdedor de esta primera pelea, que en el último año ha dado un cambio radical a su físico, con menos peso y más rapidez en sus movimientos. «La roba, la roba», protestaba Marc con sorna. Pau ganó el primer balón para su equipo, el combinado de la Conferencia Este. Pero Marc jugó en el seleccionado ganador, el de la Conferencia Oeste. El resultado final fue 163-158.
Como es habitual en estos encuentros, la defensa no existió hasta el último cuarto, por lo que el partido se convirtió en un carrusel de triples y de penetraciones a canasta sin oposición. Sin defensa, sin circulación de balón, el papel de los hombres altos queda en un segundo plano. Los Gasol se tuvieron que conformar con rebotear (Pau fue el máximo capturador del partido, con 12, y Marc lideró ese capítulo en su equipo, con 10) y aprovechar los pocos pases que les llegaban. Pau anotó diez puntos para conseguir dobles figuras y Marc se quedó en 6. Fue una noche de récords. Además de la máxima puntuación conjunta, se batió el de triples (48) y el MVP del partido, Russell Westbrook, de Oklahoma City Thunder, se convirtió en el segundo jugador de la historia de este partido con más puntos, con 41, a uno solo de la marca de Wilt Chamberlain en 1962. Esas estadísticas se superarán tarde o temprano. La imagen de dos hermanos saltando por un balón, en la cumbre del baloncesto mundial, será difícil que se repita.