La Fundación Bancaja indaga sobre la atracción tardía de Picasso por la televisión

MARTA MOREIRA

Cuando su última mujer, Jacqueline, pidió a Picasso comprar una televisión para combatir el aburrimiento durante las largas horas que su marido dedicaba a la creación, el artista malagueño accedió sin entusiasmo. Pero esa «caja tonta» que al principio despreciaba se acabó convirtiendo en una de las últimas fuentes de inspiración de su trayectoria pictórica. Al principio esas caras «no le decían nada», pero después de ver la retransmisión de la boda de la princesa Margarita y un reportaje sobre una exposición suya en Londres, Picasso se dejó conquistar por aquella pequeña pantalla que absorbía y proyectaba luz.

La obra del autor de «Las señoritas de Avinyon» –que por entonces contaba ochenta años, pero seguía pintando a diario– se dejó contaminar por las temáticas de los programas y las películas clásicas que veía cada día en la televisión. También se impregnó del ambiente contestatario de las protestas de Mayo del 68 en París; imágenes en blanco y negro que él consumía desde su refugio en el sur de Francia a través de los informativos.

Estos vínculos insospechados entre la televisión y la producción picassiana del periodo comprendido entre 1953 y 1972 son el objeto de la exposición que hasta el 14 de junio puede visitarse en el Centro Cultural Bancaja de Valencia. Una muestra nutrida principalmente con grabados, aguatintas y aguafuertes procedentes de la colección propia de la Fundación Bancaja, y que llega a la capital del Turia después de pasar por el Museo Picasso de Málaga y el Kunstmuseum Pablo Picasso de Münster.

Aventuras y circo

Concretamente, se presentan 99 grabados pertenecientes en su mayoría a la «Suite 347» y la «Suite 60» del artista. Para aportar contexto, el montaje expositivo incluye cuatro audiovisuales con extractos de los programas de televisión francesa que solía ver Picasso. Eran principalmente espacios que retrataban la cotidianidad, series y películas históricas y de aventuras y programas dedicados a la lucha libre y el circo.

A título de curiosidad, la exposición (comisariada por Laurence Madeleine) permite ver uno de los pocos documentos audiovisuales en los que se escucha la voz del pintor, quien explica en primera persona su opinión sobre la televisión como fenómeno.

Todo ello se ve reflejado en estos dibujos, donde reaparecen antiguos motivos del artista, como los payasos, los mosqueteros, los gladiadores romanos, las amazonas o personajes televisivos como el «piel roja».

La Fundación Bancaja indaga sobre la atracción tardía de Picasso por la televisión

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