El Villarreal gana con oficio

RAÚL COSÍN

Sin eficacia difícilmente se le puede doblegar al Villarreal; incluso gobernando el balón ante uno de los equipos de mayor manejo de la competición. Después de un primer tiempo con sustancia, con un conjunto, el de Marcelino, mejor plantado y buscando el área de Oier, y un Granada ambicioso, pero sin peligro final, y que acabó con ventaja local con un tanto en propia meta de Mainz, los nazaríes se quedaron con el balón en el segundo acto y procuraron batir a Asenjo, que apareció en tres ocasiones claras en el tramo final. El Villarreal tiró de oficio tras la reanudación. Quizás fue raro verle tan cerca de su portería. Pero el Granada achuchó. Aunque produjo acciones en ataque, al final una contra castellonense acabó con la sentencia de Gerard Moreno.

La esencia del fútbol, lógicamente, son los goles. Pero los partidos agradecidos para el público son aquellos con chispa, eléctricos, con alma, con sustancia, en los que se generan situaciones que luego pueden acabar en la red de una u otra portería, pero que de fondo hacen al encuentro entretenido y con puntos de emoción. Desde luego, el Villarreal-Granada se cocinó en el primer tiempo con ese caldo ambicioso, en el que no hubo instantes para especular o analizar en exceso la escena. Vivos ambos conjuntos, lo que hubo fue acción.

Y Uche avisó pronto con un disparo desde la frontal que se fue cerca del palo de Oier. Pronto quedaron meridianamente claros los patrones de los de Marcelino y los de Abel Resino. Mejor plantado estuvo el conjunto local. Siempre con una proyección ofensiva y queriendo mandar con el balón. Los nazaríes, siempre con buen pulso, buscaron en ataque a Córdoba por el centro o a Rober Ibáñez por el costado derecho. Buenas intenciones, pero sin acabar de generar peligro a Asenjo. Insúa salvó a los visitantes del gol de Moi Gómez. Centrochut del interior villarrealnse que se envenenó y el lateral del conjunto granadino repelió de cabeza casi bajo palos.

Quiso replicar el Granada, pero de nuevo estuvo más cerca el tanto local. Gerard Moreno le pegó raso y duro desde dentro del área, pero Oier con la punta de los dedos del guante rozó lo suficiente para mandar el balón a córner. Ya camino de la media hora, Bruno Soriano botó una falta. Conectó con Gerard. El centro del delantero hacia Musacchio lo metió Mainz en su propia portería. Para nada bajó los brazos el equipo andaluz.

Un Granada sin eficacia

Regresó al campo el Granada con ímpetu hacia el empate. El Villarreal prefirió reposar el juego. Templar la situación y buscar el contragolpe. Los nazaríes procuraron gobernar el balón y profundizar, pero se encontraban con una estructura defensiva bien plasmada en el césped y las dificultades propias para crear acciones de peligro real.

Insistía el Granada en la búsqueda del empate. Quizás centraba en exceso del foco en la responsabilidad de Córdoba. El Villarreal parecía cómodo, pero no acababa de librarse de la presión. Ya en los últimos diez minutos de encuentro, el Granada dispuso de sendas ocasiones para batir a Asenjo. Fueron Fran Rico y Piti. Buena acabó siendo la producción de los de Abel como para rascar al menos el empate, pero logró sellar la sentencia el Villarreal con una contra ya en tiempo de prolongación con Cheryshev como asistente y Gerard como rematador.

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