Caso Rabasa

Ortiz declara ante el juez que su amistad y los regalos a los alcaldes Castedo y Alperi eran «normales»

J. L. F. ALICANTE

El constructor Enrique Ortiz declaró ayer ante el juez que su relación de amistad con los exalcaldes de Alicante Sonia Castedo y Luis Díaz Alperi, del PP, eran «normales», así como los regalos que les dio, y lo justificó porque parte de su trabajo consistía en «estar detrás» de políticos y técnicos por ser un agente urbanizador.

En las más de tres horas de interrogatorio en la rama del caso Brugal relativa a las supuestas irregularidades en el plan urbanístico del barrio de Rabasa, el empresario dijo no recordar que la jefa jurídica de Urbanismo del Ayuntamiento,Isabel Campos, le enviara unos pagarés por seis millones de euros ni tampoco que devolviera un bolso de lujo que él le regaló, tal como había declarado ella el jueves.

Según los letrados de las acusaciones (Esquerra Unida y PSOE), Ortiz reconoció que el trato con Alperi y Castedo incluía comidas y cenas familiares, donde matizó que no se hablaba de sus intereses urbanísticos.

«Perdía» dinero con Ikea

El promotor declaró también que había invertido 85 millones de euros para la implantación de Ikea en Rabasa y que incluso perdía dinero en este proyecto, a pesar de que en uno de los pinchazos telefónicos alardeaba de que había obtenido ya 95 millones de la multinacional sueca, que ahora negó.

También desmintió que obsequiara con un barco al exportavoz socialista Blas Bernal, como también había dicho por teléfono, aunque era para excusarse ante su interlocutor y evitar prestárselo, según su declaración.

Ortiz declara ante el juez que su amistad y los regalos a los alcaldes Castedo y Alperi eran «normales»

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