Messi atormenta al Deportivo

XAVI HERNÁNDEZ

Con el once repetido por primera vez en 29 partidos, el Barcelona cosechó su primer triunfo plácido lejos del Camp Nou en muchos meses. Y eso que en Riazor amenazaban un Dépor ascendente y un temporal de viento, frío y lluvia dispuesto a congelarle la vida a cualquiera. Pero no: sencillamente no hubo color. De hecho, ni siquiera el mínimo síntoma de que el cuadro azulgrana (ayer carmesí brillante) fuera a perderlo en la que probablemente fue su mejor representación a domicilio de la temporada. Leo Messi, de dulce después del comentadísimo berrinche con Luis Enrique, metió tres goles.

Una semana después de recuperar su mejor versión contra un rival de nivel como el Atlético de Madrid, el Barça se batió en La Coruña con fiabilidad y supo servirse del momento genial de Messi, principio y final del argumentario futbolístico culé por razones ampliamente esgrimidas. La ecuación es muy fácil. Si el conjunto es solidario, preciso e intenso, el argentino pone prácticamente el resto gracias al mínimo de inspiración y olfato que suele garantizar. Es cierto que le acompañan dos grandes socios (Neymar y Suárez), pero su dimensión, tanto en la construcción como en la finalización, se impone fácil.

En el minuto 10, tras exigir a Fabricio en un primer aviso, Messi abrió la cuenta en una acción de complicidad con Rakitic, buen sucedáneo del mejor Fábregas. El croata sirvió desde los tres cuartos por encima de la defensa y el «10» finalizó de cabeza, recordando a la sentencia que él mismo firmó en la final de la Champions de 2009. De hecho, por esto y por el dominio exhibido durante todo el encuentro, el Barça envolvió una especie de regalo involuntario para Pep Guardiola, que ayer celebró su 44 cumpleaños. Los culés, como en sus mejores días con el ahora técnico del Bayern, aceleraron y frenaron a su antojo contra un Dépor sin elementos para encerrarse y salir rápido a la contra. Especialmente Medunjanin y Cuenca sufrieron con el planteamiento de su técnico.

Con una superioridad tan evidente sobre el césped, fue cuestión de que los goles fueran cayendo. Suárez, otra vez más voluntarioso que acertado, pudo adelantarse al segundo de Messi, que a la media hora recogió un balón suelto en el área y lo picó ante la salida de Fabricio. El Deportivo trató de reaccionar tras la sentencia, pero solo inquietó con un par de intentos aislados de Cuenca y Juan Domínguez. El impulso local fue muy modesto. Tanto, que Messi cerró su triplete y Luis Enrique empezó a pensar en la Copa antes de que Sidnei, en propia portería, sellara la goleada.

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