POLÍTICA
Rajoy instará a la unidad de las diferentes sensibilidades del PPCV
El candidato autonómico debe garantizar un partido fuerte en las generales
El día después del comité ejecutivo nacional del PP no sentó nada bien en el partido en la Comunidad Valenciana . La dilación en la elección del candidato no ha contentado a nadie y ha aumentado la incertidumbre entre quienes aspiran al puesto.
El presidente regional, Alberto Fabra, se ha concentrado en sus tareas como jefe del Consell a la vista de los nulos parabienes que le dedicó la número dos del partido, Dolores de Cospedal.
Los críticos con el líder de los populares valencianos mantenían que el suelo electoral del partido puede crecer con otro candidato o candidata, y que el retraso hasta febrero –según Carlos Floriano–, puede acabar erosionando la capacidad de reacción del PPCV y los 150.000 militantes que mantiene.
La decisión del presidente nacional, Mariano Rajoy, se perfila estos días en base a dos escenarios, según las fuentes consultadas en la dirección nacional . El primero y más inmediato es que el elegido sea capaz de arrastrar el voto de centroderecha agazapado ahora en la abstención y que permita gobernar, ya que ese número de votantes recuperados se mantendrá en un porcentaje alto seis meses después en las elecciones generales.
El segundo contempla la posibilidad de que el PPCV gane las elecciones pero la aritmética no le permita gobernar sin alianzas ( salvo que Ciudadanos o UPyD den un salto hasta el 5% que ahora parece difícil ). Ahí, Rajoy también considera que el candidato debería tener suficientes apoyos como para aglutinar en torno suyo al partido desde la oposición y mantener el pulso hasta las elecciones generales.
Es por ello que la planificación de Rajoy en la Comunidad Valenciana va más allá de la candidatura, y abarca una nueva estructura que vuelva a conectar al partido con la sociedad valenciana en los próximos ocho años.
Sin apoyo ante la bala
La dificultad es máxima porque las relaciones en la cúpula del partido son muy distantes, hasta el punto de que la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, lamenta que Alberto Fabra no le llamara el pasado vierne s cuando recibió una bala en su correo . Sí le llamaron Mariano Rajoy, el ministro del Interior Jorge Fernández Díaz, Alfonso Rus e Isabel Bonig, entre muchos otros. Rajoy, en cualquier caso, busca la unidad del partido en todos los territorios y él mismo está predicando con el ejemplo al colocar a destacados «aznaristas» en puestos de relevancia de la campaña electoral.
En caso de no acertar en su elección, Rajoy sabe que está abocado a una difícil travesía de su partido en la Comunidad Valenciana, ya que un candidato sin apoyos internos que además no lograra gobernar después del 24 de mayo supondría un cisma de consecuencias imprevisibles.
La convocatoria de un congreso extraordinario (para el que se necesita un plazo mínimo de un mes) provocaría que el «nuevo» PPCV debería encarar en plena efervescencia del debate interno la preparación de la campaña para las elecciones generales y Rajoy no contempla esta posibilidad en ningún caso. No en vano, el PPCV ha aportado de manera regular entre el 12% y casi el 14% de los votos del partido a nivel nacional y es una bolsa de la que el presidente nacional no puede prescindir si quiere seguir gobernando.