ECONOMÍA
Air Nostrum alza el vuelo
La primera aerolínea valenciana cumple veinte años tras superar una crisis que puso en riesgo su continuidad
Air Nostrum fue la primera «start up» de Nefinsa, la compañía familiar de los Serratosa. La puesta en marcha de una compañía aérea de capital íntegramente valenciano supuso un hito histórico . El 15 de diciembre de 1994 (en una España en crisis) despegó el primer vuelo. Un Valencia-Bilbao con dieciséis pasajeros a bordo. El último permiso de Aviación Civil necesario para operar lo obtuvo la víspera, a las siete de la tarde, cuando ya tenía todos los asientos vendidos.
Era la primera vez que una compañía cumplía con la fecha comprometida para su bautismo aéreo, pero aquello ya fue un aviso de que nunca se sabe todo sobre un negocio. En dos décadas, Air Nostrum alcanzó la cima del éxito (logró ser franquiciada para los vuelos de Iberia) y atravesó las vicisitudes de una crisis que hicieron peligrar su futuro.
En sus dos décadas de historia la compañía ha ofertado en sus diferentes rutas un total de 112,31 millones de asientos, ha transportado 67,71 millones de pasajeros y ha realizado 1,94 millones de vuelos.
Sin embaro, la salida del capital de la familia Serratosa marcó el punto de inflexión. Carlos Bertomeu, consejero delegado de la compañía aérea, pilotó el proceso para la búsqueda de socios que permitieran remontar el vuelo y alcanzar, el pasado lunes, el vigésimo aniversario de la compañía con un ligero beneficio operativo. Una situación impensable hace apenas dos años.
El propio Bertomeu junto a los copresidentes y propietarios del Grupo Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI), Antonio Pellicer y José Remohí, y de la mano de otros empresarios valencianos, se convirtieron el pasado mes de marzo en nuevos socios de la aerolínea valenciana al suscribir una ampliación de capital de 25 millones de euros. La operación se oficializó en mayo. La compañía arrastraba entonces seis años consecutivos con pérdidas.
Air Nostrum redujo plantilla, recortó salarios, se desprendió de buena parte de su flota de aviones, canceló destinos y bajó precios. En 2014 se tomó la decisión de reducir de cincuenta a 36 los aviones con los que opera para disminuir costes.
Era la fórmula para reflotar una compañía que llegó a agonizar. Su auditor de las cuentas de 2012 (con pérdidas de 41 millones de euros) fue Deloitte, que en su informe dudaba de que «Air Nostrum pudiera continuar con sus operaciones». La empresa valenciana, sin embargo, ha resurgido de sus cenizas y afronta con optimismo el futuro inmediato. De hecho, la compañía finalizará el ejercicio de 2014 con un «ligero beneficio contable», que atribuye al «éxito» de su proceso de reestructuración en cuanto a costes y a una leve recuperación de los ingresos. Según Bertomeu, «acabamos de culminar un proceso de reestructuración operativa de costes y financiera muy duro y profundo», pero a cambio el objetivo a corto plazo, que pasaba por garantizar la supervivencia de la compañía y culminar con éxito la ampliación de capital, está «prácticamente cumplido».
El consejero delegado explica que «la compañía está reestructurada en costes y está sana financieramente porque tiene recursos para garantizar la continuidad de sus operaciones».
Apuesta por la prudencia
Los siguientes crecimientos de la compañía, de acuerdo con la previsión de Bertomeu, serán realizados con «extrema prudencia y buscando lo que siempre ha sido nuestra filosofía, que es flexibilidad y diversificación».
El objetivo de garantizar la supervivencia de la compañía a corto plazo «está prácticamente cumplido», y actualmente, «está reestructurada en costes» y ha aprendido a equilibrar en el nuevo contexto de ingresos medios por pasajero en su mercado natural, el doméstico español y el europeo hacia España.