educación

La vocación de integrar

El colegio Nuestra Señora de los Desamparados lidera programas de inclusión por la diversidad de sus alumnos

La vocación de integrar

ROSANA B. CRESPO

«Lo que otros centros ven como una debilidad o un obstáculo, para nosotros es una oportunidad y una fortaleza». Así valora Ignacio Grande, director de Nuestra Señora de los Desamparados en el barrio valenciano de Nazaret, la realidad de su colegio. Se trata de un centro diocesano –titularidad del Arzobispado– que, como otros tantos, surgió en la década de los años 50 en un momento en el que se necesitaban más escuelas en barrios de la periferia.

Al atravesar sus puertas, destaca por encima de todo la diversidad de sus 320 alumnos en todos los ámbitos: social, cultural, religioso y económico. Cuenta con menores inmigrantes de distintos países como Afganistán, Pakistán, China o India (también de África), con niños de etnia gitana y de nacionalidad española.

Conseguir esta inclusión y ofrecer una enseñanza de calidad ha supuesto un sobreesfuerzo en materia pedagógica para el centro al tener que articular una serie de medidas tanto en el horario lectivo como en el no lectivo. Éstas van destinadas a conseguir tres objetivos prioritarios: el rendimiento académico, la convivencia escolar y la atención a las familias.

Las maneras de intervención con cada alumno son diferentes dependiendo de los problemas que haya en su casa. Los más extremos pueden ser de crímenes, narcotráfico o delitos menores. «En ocasiones, los referentes de personas adultas para los niños somos nosotros, por lo que el profesor tiene que conocer muy bien las situaciones e implicarse afectivamente también fuera del aula», explica Grande.

No pretenden ser referencia en resultados y entienden que los frutos siempre son a largo plazo. Uno de sus mayores logros es que todos los estudiantes de 4º de la ESO hayan pasado a Bachillerato.

El trabajo que realizan es en red con los diversos agentes sociales del barrio y cuentan con programas que van dedicados, además de al refuerzo educativo, a la creación de vínculos con las familias mediante encuentros, convivencias o excursiones que les facilite la intervención. También a la formación de los propios padres enseñándoles previamente materias que van a estudiar sus hijos.

Programa deportivo

El plan más llamativo es el deportivo. A través de la creación de un club con un equipo de fútbol sala masculino y otro de baloncesto femenino, hacen depender la participación del alumnado de los resultados académicos, que controla un tutor y coordinan varios voluntarios (la mayoría entrenadores técnicos) con Pedro Carceller a la cabeza: «Si tienen los deberes hechos y todo aprobado, entrenan y acuden a los partidos. En el caso de que no lo cumplan, se quedan en el banquillo. Con ello hemos conseguido una mayor motivación, hasta estudiantes que eran absentistas crónicos han vuelto a clase. Es el mejor ejemplo de una formación integral».

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