VERLAS VENIR
REGIONALISTAS O NACIONALISTAS
El regionalismo me parece que es un sentimiento nacionalista vinculado con una región que tiene una persona que se siente, por encima de cualquier consideración, español. No se si la Real Academia de la Lengua tragaría con esta definición. Pero a mí, sin pretensión alguna de pillar un sillón de la academia, me parece una explicación bastante cercana a la realidad.
Y no quisiera que nadie viera en esta explicación un posicionamiento. A mi el regionalismo me parece fenomenal. Nada malo. Pero, tampoco les voy a engañar, poco bueno.
El regionalismo funcionó en nuestra comunidad, como ayer nos recordaba en ABC.es Alberto Caparrós, durante los años 90. Sirvió para desalojar del poder al PSPV y facilitar la llegada del PP. Hay quien lo describió como una suerte de monstruo de Frankenstein que fue creado en algún laboratorio-despacho y que una vez tuvo vida propia se descontroló.
Pero duró lo que duró y sirvió para lo que sirvió. Y a la vista de donde estamos, no aportó gran cosa. Las cuentas pendientes de los valencianos con el Estado central siguen así, pendientes, y sin expectativas de saldarse.
También tiene su aquel que quien esta semana ha puesto de nuevo el tema del regionalismo de moda sea alguien que en la misma comparecencia haya considerado prescindibles algunas organizaciones regionales y haya optado por las provinciales. Igual es más «provincianista» que regionalista. O que se trate de un valenciano que no desaprovechó la oportunidad de ser presidente del Real Madrid. Ya saben, regionalismo.
Pero bueno, volvamos al tema. El regionalismo no ha sido útil, que yo sepa, para solventar ningún problema de un territorio frente al Estado en el que se integra. Para eso hay otras herramientas. Una muy potente es el federalismo. Pero me parece que no estamos ahí, por ahora.
La otra es el nacionalismo. Tiene una ventaja frente al federalismo. Y es que nacionalista se es por voluntad, sencillamente, y el federalismo te lo tiene que dar ese Estado central que no suele ser muy partidario.
En cualquier caso, yo me remito a las pruebas. El nacionalismo sí que ha servido, allí donde ha tenido fuerza, para hacer valer los derechos de un territorio. Con dar un paseo por Bilbao o Barcelona queda todo bastante claro. Visto todo esto, solo nos queda marcarnos un objetivo y en función del mismo decidir qué queremos ser, regionalistas o nacionalistas.