Brazadas sin temores

Brazadas sin temores

RAÚL COSÍN y FOTO: JUAN CARLOS SOLER

Marta Expósito fundamenta su recorrido en la natación y derriba las barreras de su diversidad funcional

Encontró en una piscina, en el agua, en la natación, en el deporte, el escenario vital donde empezar a erigirse firme frente a la acondroplasia. Lo que los médicos apuntaron como una fórmula para mejorar su calidad de vida, para Marta Expósito García (Elche, 12/3/1993) además fue un trampolín desde donde saltar hacia su vida con positivismo y sin temores por su diversidad funcional y comenzar su recorrido en el deporte. Su disciplina y sus estudios –cursa cuarto de Farmacia en la Universidad Miguel Hernández de Elche– son fundamentos clave de su experiencia. Asegura rotunda que la natación «ha significado y sigue siendo así mucho para mí. Aprendes a diario del esfuerzo, de la disciplina, sabes lo que significa la fuerza de voluntad para entrenar sin distracciones».

La nadadora ilicitana, hoy especialista en 50 y 100 mariposa en categoría seis, empezó a chapotear con seis años en la escuela municipal. El progreso fue notorio y a los doce años ingresó en el Elche Club Natación; del que ya no salió. Allí conoció a una persona clave, Nuria, que se encargaba de coordinar el deporte para personas con alguna diversidad funcional. Le animó a Marta. «Fui a una competición que hicieron y me sentí muy a gusto. Me encontré con gente de mi edad y desde entonces estoy compitiendo. Entonces estaba en categoría infantil y lo principal era divertirse», recuerda. Fue con catorce cuando comenzó a medirse con nadadores de su mismo nivel y con dieseis llegó el punto de inflexión que necesitaba para tener meridianamente claro que, sin dejar en ningún momento de lado los estudios, quería dedicarse a la natación.

«A los 16 años, fui llamada para un control con la Selección española que se hizo en Berlín. Por entonces, conseguí hacerme mínima C para el Europeo de Islandia. Fui en 100 brazas, pero allí estuve con fiebre justo el día que tenía mi prueba. Estuve tres días con fiebre, pero estuve en el relevo e hicimos terceros, logrando mi primera medalla internacional», cuenta.

Al año siguiente rozó la clasificación para el Mundial, pero se quedó a dos centésimas de la mínima. Le traicionaron una lesión de rodilla y los nervios: «Me quedé con las ganas del Mundial. En esos momentos también debía tomar una decisión importante sobre los estudios. Quería ir a la universidad y en la natación tampoco tenía apoyos para dedicarme con cierta exclusividad. Entré en Farmacia y decidí dejar la natación en un segundo plano, yendo solo a campeonatos de España».

Sin miedo ante nada

Marta es persona de gesto amable y es cordial en el trato. La joven ilicitana se ha curtido a lo largo de su vida. Ambiciosa sanamente cuando coge su calle para competir y fuerte y con sobrada capacidad para mirar a la vida con una sonrisa. Recuerda que los inicios no fueron fáciles. «Los niños, dentro de su inocencia, te señalaban. Pero peor, por ser personas más mayores, eran los padres que hacían como que no miraban, pero lo hacían como si fueses algo raro. Son situaciones que me hicieron aprender mucho. También es verdad que siempre he tenido grandes amigos en mi grupo de entrenamiento y la ayuda y el respaldo de mis padres o mi entrenador ha sido una de las razones para seguir nadando», subraya.

Participa activamente con la asociación AVADOS ALPE. La natación y sus éxitos, el reconocimiento que ha ido ganándose, le han permitido trasladar su experiencia a otras personas con acondroplasia o a sus familias: «No deben tener miedo. Deben saber que pueden hacer cualquier cosa. Pueden ir al conservatorio como hice yo y estudiar, pueden hacer deporte e ir a competiciones... y pueden hacerlo sin ningún temor. Deben derribar las ideas de sus cabezas que se presentan como limitaciones».

Para ejemplo la referencia misma de Marta. «Aprendo mucho, o al menos intento hacerlo, de Ricardo Ten. Es una máquina y una persona que marca el camino. También Teresa Perales», significa la ilicitana, que, como Ten, forma parte del Proyecto FER, que impulsa la Fundación Trinidad Alfonso. La nadadora, centrada en acabar la carrera y acudir a todos los campeonatos de España, planea reengancharse a las pruebas internacionales en cuanto finalice los estudios. Como deportista tiene el sueño de unos Juegos. Pero es cauta, el foco lo pone, a priori, en Tokyo.

Brazadas sin temores

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación