EL FARO
Pactos no escritos, pactos no válidos
Los tiempos en política son cortos. No es complicado pasar en poco tiempo de ser un partido con expectativas y posibilidades para decidir pactos de gobierno, a verte abocado de repente y casi sin pasar por la casilla de salida, a la zozobra y un futuro más que incierto. Esa es la situación de Compromís en la Comunidad Valenciana. Medio motivada por la irrupción de Podemos y rematada del todo por el espectáculo público que durante un año la coalición ha ofrecido para no ponerse de acuerdo en reglamentar su proceso de primarias. Más de uno se pregunta ya con que capacidad pueden alcanzar pactos de gobierno con otras formaciones si no capaces de arreglar su propia casa en una cuestión tan simple como unas primarias. Eso de saber que se puede llegar al poder en breve ha dinamitado una armonía que desde hace meses ya no era tal.
Con todo esto, las miradas y la expectación mediática, se centra (como no) en Mónica Oltra. La pregunta del millón es si finalmente, la diputada dará el salto para encabezar la formación de Pablo Iglesias en la Comunidad Valenciana. La posibilidad aunque parece lejana ha puesto nervioso a más de uno, en la izquierda, pero también en la derecha. Oltra mira por ella, y por su proyección, lo demás, parece quedar en un segundo plano.
Mientras tanto, si tuviera que apostar en este momento y con este panorama por el futuro del tripartito de izquierdas en una mesa de cualquier casino, las fichas irían al impar y no pasa. Lo que todos daban como hecho hace unos meses, e incluso alguno repartía ya cargos, empieza a romperse cuando todavía faltan seis meses para las elecciones. La situación de Compromís, y la radicalización de EU colocan en una situación más que complicada a Ximo Puig y el PSPV. Lo de pactar a cualquier precio, para echar del gobierno a los populares puede presentar una factura a la que los socialistas no puedan hacer frente.
Con este panorama, y sin saber si Podemos se deshinchará o dentro de tres meses mirará las encuestas autonómicas por encima del resto, por primera vez en los últimos meses, el PPCV ve el futuro electoral con un ápice de optimismo, una situación con la que nadie hubiese contado tras las elecciones europeas.