EL FARO
LA PUERTA DEL «COLE»
El sistema educativo vive en entredicho, es parte de su propia naturaleza. Pocas comunidades son más complicadas de manejar y contentar que la educativa. Cuando es la enseñanza y formación de nuestros hijos lo que está en juego, el terreno que se pisa es más peligroso que un pantano. Pero quizá los padres, hayamos olvidado en este tiempo una cuestión clave, la educación, la de nuestros hijos, comienza en casa, frase clásica pero por lo visto en desuso. Según el sindicato independiente de profesores, por primera vez los docentes sufren un número mayor de amenazas y situaciones de acoso por parte de los padres, que de los propios alumnos. En la Comunidad Valenciana el 60% de los casos que recurrieron al defensor del profesor, corresponden a ciclos de infantil y primaria. Datos como para echar a correr, cifras que dejan en evidencia la sociedad en la que vivimos.
Insultos, amenazas, y agresiones a los docentes se han convertido en el principal problema de los profesores ya sea. Así que sin querer entrar en el tópico de otras generaciones, en el que llegar a tu casa y decirle a tus padres que el profesor te había reñido, te costaba otro problema en casa, obligación de toda la comunidad educativa, especialmente de los padres es reforzar la figura de autoridad que representa el profesor.
Quizá, y ahí lo dejo, con estadísticas como esta, tengamos un dato más que explique por qué la tasa de abandono y fracaso escolar en nuestro país se sitúa por encima de la media de los países desarrollados, si nuestros hijos desde pequeños tiene esos ejemplos en casa, que nadie se sorprenda si de adolescentes son ellos los que reproducen estas situaciones. Los padres nos quejamos del calor en las aulas, del día que comienza el curso, de si se implantará o no la jornada continua, o si nuestros hijos deben estudiar con un libro o una tablet. Nos centramos en todas esas cuestiones y nos olvidamos de lo más importante, que la educación y los valores que debemos inculcar a nuestros hijos, comienza en casa, y que ahí reside una parte importante de su futuro éxito o fracaso. Aunque evidentemente, siempre es más fácil y rápido, echarle la culpa al sistema, que entre otras cosas, para eso está.