La Policía Local de Valencia forma a sus agentes para afrontar el auge de delitos sexuales «importados»

R. B. CRESPO

Los delitos más ocultos contra la mujer, como la mutilación genital, los matrimonios forzados y los crímenes de honor suponen nuevos retos para la Policía Local a la hora de realizar su trabajo. Las diferentes culturas asentadas en Valencia obligan a enfrentarse a situaciones hasta hace poco desconocidas, como el hecho de que las familias se lleven a menores nacidas en España a sus países de origen para practicarles la ablación.

«Se trata de prácticas incompatibles con el Estado de Derecho, por lo que nuestro reto es afrontar estos casos antes de que sucedan y poder prevenirlo de forma efectiva», explica José Luis Diego, responsable de Proyectos Europeos de la Policía Local de Valencia.

El protocolo de investigación y seguimiento se convierte, por tanto, en la clave. Los agentes deben realizar un estudio de las familias que viven en la ciudad en las que existe riesgo de que se produzca este tipo de delitos. Los perfiles son variados, aunque, en el caso de la mutilación genital, se produce sobre todo en los nacionales nigerianos. Entre los indicios, como detalla José Luis de Diego, investigan, por ejemplo, si la mujer ha sido víctima de la ablación y tiene hijas, lo que aumenta la probabilidad de que a las niñas se les realice esta práctica. A partir de ahí, se realiza un seguimiento, anticipándose a los hechos.

Para hacer frente a estos delitos, los agentes necesitan formación específica y programas de apoyo. Un ejemplo es el Proyecto Wompower, que desarrolla la Unión Europea desde hace dos años y sobre el que se debatió ayer en un Seminario enmarcado en los actos organizados por el Ayuntamiento de Valencia en torno al Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

Conclusiones

A la jornada acudieron unos 160 agentes y en ella se trataron investigaciones y protocolos para implementar en materia de estas prácticas delictivas. Entre las conclusiones, destaca la de una mayor escucha a las víctimas y la de cambiar su rol: dejar de verlas como víctimas y que pasen a ser supervivientes, protagonistas de su propia recuperación de forma independiente.

«Existen violencias estructurales contra las mujeres que permanecen mucho más ocultas, sobre todo por las instituciones. Y el empoderamiento de las mujeres y niñas es el primer instrumento para combatir los delitos como la mutilación genital, los matrimonios forzados o los crímenes de honor», afirman en el documento de conclusiones. Contra esta forma de dominación, apuntan, luchan a diario los agentes: «Hay que combatirlo desde la perspectiva de las víctimas, empatizar realmente con ellas, construir puentes y alianzas entre culturas y entre mujeres y proyectos diferentes, establecer vínculos entre países de origen y destino».

La Policía Local de Valencia forma a sus agentes para afrontar el auge de delitos sexuales «importados»

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