NO ÉRAMOS NOSOTROS

El estallido esta semana de la cuarta Guerra Púnica (por cierto, punica granatum es el nombre técnico del granado, ese árbol que a veces da frutos muy sanos, y otras veces no tanto) nos ha ayudado a descubrir algo que yo creía que ya sabíamos: Que no éramos nosotros; los habitantes de la Comunitat Valenciana no somos los autores y protagonistas de todos los episodios de corrupción que sufre este país.

La que se ha montado en Madrid ha provocado la publicación de mapas del mamoneo en España y resulta que la Comunitat tiene su protagonismo, no podía ser de otra forma, pero hay autonomías que nos superan por la derecha y por la izquierda en la gravedad de los casos y en los importes defraudados, robados, esquilmados….

No quiero con esto consolarme de lo que se hace mal. El que la haga, que la pague. Y a ver si empezamos a hacerlo todo bien. Lo que ocurre es que en Valencia nos esforzamos mucho en exhibir todo lo que hacemos mal. Nos defendemos poco, nos despreciamos y nos depreciamos como sociedad.

Y no deberíamos. Volviendo a la cuarta Guerra Púnica, en la Comunitat hay un empresario detenido. Y parece que no lo han trincado por nada que haya hecho en Valencia. Sin embargo, muchos políticos locales se han puesto las botas con el tipo en cuestión, dándole una importancia que, sinceramente, no parece que tenga. Y luego están algunos medios locales que han dedicado piezas y piezas periodísticas al personaje. Debe ser que, en el fondo, nos da pena son ser nosotros.

Nos lo hemos currado tan bien, que el próximo miércoles la ejecutiva del PSOE, con su flamante secretario general a la cabeza, viene a Valencia a firmar una declaración de regeneración democrática. ¿Por qué no se van a Parla a hacerlo? Ah, que allí gobiernan.

De la corrupción al despilfarro Verán, lo del aeropuerto de Castellón es un desatino. Pero es un desatino como el de Ciudad Real o el de Teruel. Por cierto, en este último se ha instalado una empresa de vuelos suborbitales para hacer experimentos y yo, in person, he oído a radios locales turolenses destacar lo importantísimo que era eso. Más o menos, pensé, como cederlo para hacer pruebas de velocidad de Fórmula 1. Pues eso, que no éramos nosotros.