Román salda una deuda
El guardia civil que se quedó parapléjico en acto de servicio en 2013 impuso ayer medallas a los cuatro agentes que detuvieron a los ladrones que le dejaron en silla de ruedas
El sargento de la Guardia Civil José Antonio solo tuvo que flexionar un poco sus rodillas e inclinarse algo hacia adelante para que un compañero suyo, Román David Gómez Maestre, pudiera imponerle una medalla en el cuartel del instituto armado en Toledo. No fue el único agente condecorado ayer por el hombre de verde en silla de ruedas durante el acto institucional de la festividad de la Virgen del Pilar, patrona del Cuerpo. Rubén, José María y Jesús también tuvieron el honor de que Román David les impusiera una presea con distintivo blanco a la altura del corazón.
De tricornio a tricornio, Román David sentía que saldaba una deuda emocional con los compañeros que arrestaron en diciembre de 2013 a los delincuentes que le dejaron parapléjico el 5 de octubre de 2013 durante el atraco a un supermercado de Yuncos.
José Antonio había pedido expresamente que Román David le condecorara durante el acto. De compañero a compañero, aunque no se conocían personalmente. Tampoco el hombre de verde en silla de ruedas había podido estrechar las manos de Rubén ni de José María hasta ayer, cuando también les puso cara. No así con Jesús, otro de los condecorados, con quien Román David había compartido buenos momentos y destino antes del atraco que cambió su vida.
Antes del acto, a las puertas del cuartel, el delegado del Gobierno en Castilla-La Mancha, José Julián Gregorio, ya había avanzado a los periodistas que Román David iba a reconocer la labor de sus compañeros durante la entrega de medio centenar de condecoraciones. Gregorio lo dijo minutos después de que el anterior delegado del Gobierno en la región y secretario general del PP en la provincia de Toledo, Jesús Labrador, afirmarse que España «es la mejor nación de la tierra» y metiera con calzador la Feria de Artesanía de Castilla-La Mancha (Farcama). Sin que nadie le preguntara, Labrador pidió permiso para decir de nuevo que dos socialistas, la alcaldesa de Toledo, Milagros Tolón, y el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, «quieren destrozar Farcama».
Por cierto, García-Page no estuvo en el acto de la patrona de la Guardia Civil en Toledo porque, a la misma hora, asistía en Madrid al desfile militar en el Día de la Fiesta Nacional.
En su lugar, el consejero de Hacienda y Administraciones Públicas, Juan Alfonso Ruiz Molina, representó al Gobierno regional en el pequeño patio del vetusto cuartel de la avenida de Barber, abarrotado de público y de agentes de la Guardia Civil: dos centenares de hombres de verde, entre ellos efectivos del Seprona, de Tráfico, del Grupo Rural de Seguridad (GRS) número 1 con sede en Valdemoro (Madrid) y guardias con destino en el propio cuartel toledano.
A la cabeza de las autoridades civiles, el delegado del Gobierno, que vestía un llamativo traje azul añil entre los colores oscuros elegidos por otros invitados masculinos, como el del presidente de las Cortes de Castilla-La Mancha, Jesús Fernández Vaquero. También azul, aunque algo apagado («petróleo» lo llaman algunas entendidas), fue la tonalidad del conjunto de chaqueta y falda escogido por Milagros Tolón para su estreno en el desfile como alcaldesa de Toledo, ciudad a la que puso como «ejemplo de tolerancia, diálogo y entendimiento» durante siglos.
Quien no sorprendió con su atuendo fue el general jefe de la Zona de la Guardia Civil en Castilla-La Mancha, Alfredo González Ruiz, con un impecable uniforme verde, salpicado de numerosas condecoraciones. De estas distinciones, destacó la entregada al teniente cacereño Feliciano Gil, jubilado en 1971. Tras ello, el general jefe González Ruiz abrió el turno de discursos en una mañana soleada y calurosa, en la que la previsión de lluvia no se cumplió, «afortunadamente», según recalcaba una mujer a la espalda de los periodistas.
Recuerdo a un policía
El general no dio puntada sin hilo en su alocución dirigida al público, entre ellos varios niños. Sabedor de las «limitaciones personales y materiales», pidió a los agentes del Cuerpo que realicen «todo el esfuerzo necesario» para «ofrecer un servicio de calidad» a la ciudadanía. «Ser guardia civil no es una opción laboral, es una forma de vida», remarcó el general, quien tuvo un especial recuerdo para el inspector de Policía Nacional José María Jiménez, que murió ayer por enfermedad.
Tanto el general como el delegado del Gobierno, que luego tomó la palabra, hicieron un repaso de las operaciones realizadas por la Guardia Civil en Castilla-La Mancha. Gregorio subrayó que el índice de criminalidad es un 11 por ciento menor que la media de España, además de realzar que los equipos ROCA (acrónimo de robos en el campo) han logrado reducir los delitos un 29 por ciento. No obstante, «la Guardia Civil es mucho más que las grandes operaciones, son personas que están al lado de todos los ciudadanos de nuestra región», añadió.
Para terminar se cantaron dos himnos (el que acompañó el acto a los caídos y el de la Guardia Civil), cuyas letras vocalizaron algunos políticos invitados, como Agustín Conde, Álvaro Gutiérrez y Arturo García-Tizón, además del presidente de la Audiencia Provincial de Toledo, Manuel Gutiérrez.