Julián Alonso Sánchez

«Regalo mis dibujos a personas que significan algo en mi vida»

Socarrón en ocasiones, Julián Alonso Sánchez es un toledano de edad incierta. «Ni lo sé. 60 y pico», contesta mirándote por encima de sus gafas. «Sufro una lesión cervical incompleta. Al no romperse la médula en su totalidad, los hilitos que se quedan sin tocar te dan cierta sensibilidad y movilidad. En la parte derecha no me falta ningún músculo, están muy débiles, pero lo suficiente para hacer vida ordinaria», resume este expolicía al que en 1995 un accidente de tráfico le cambió la vida. Conducía un coche de la Policía Nacional desde Talavera para que fuera reparado en Toledo. «En Torrijos se rompió la dirección y me pegué un bofetón. Ahí empezó una nueva vida agradable, tranquila y familiar. A disfrutar», sentencia Julián, quien se fotografía con un dibujo que hizo a su mujer, «mi chica, Andrea».

Siempre ha dibujado a bolígrafo con tinta negra. Pero esta afición tuvo que aparcarla con el accidente, debido a la espasticidad (trastorno motor del sistema nervioso en el que algunos músculos se contraen de forma súbita). «Era imposible, porque la mano derecha se cansaba enseguida y comenzaba a pegar saltos». Al bolígrafo volvió cuando la mano recuperó la potencia suficiente: «Llevo dibujando con sosiego y sin problemas unos 14 años. Si te equivocas, lo tiras y haces otro. Normalmente (los dibujos) los regalo a gente que ha significado algo en mi vida». «Con esto se nace. Mi padre dibujaba y pintaba, mi madre hacía talla», añade. ¿Y qué meta tiene? «Que me quede como estoy, que no cumpla más años».

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