Una tradición «de todos y para todos»

L.B. CIUDAD REAL

El Pandorgo pide a los dirigentes políticos que lleven el traje manchego «en el cargo y cuando lo dejan»

El Pandorgo de Hogaño, Francisco José Turrillo, aseguró ayer que los dirigentes políticos tienen la obligación de amar la fiesta de la Pandorga porque es una tradición «de todos y para todos» que «nace del pueblo y es para el pueblo» y que para eso deben «vestir el traje manchego y llevarlo con cariño y sin vergüenza; no solo cuando están en el cargo sino también cuando lo dejan».

Así lo aseguraba durante su discurso tras ser proclamado Pandorgo y recibir los atributos que así lo acreditan de manos de la alcaldesa de Ciudad Real, Pilar Zamora, y de su antecesor, Antonio Broceño, que fue el encargado de imponerle la medalla.

Turrillo, que consideró que ser Pandorgo «es el título más alto al que puede aspirar un ciudadrealeño», dijo que esta fiesta «es algo que los ciudadrealeños llevamos muy dentro» y se refirió a la importancia de recordar las tradiciones «y lo nuestro»: la música manchega, el vino, la limoná y el puñao.

En un discurso impregnado de numerosas referencias a la Virgen del Prado, la Reina de la Mancha, la Morena del Camarín, el Pandorgo apeló por seguir manteniendo costumbres como la tradicional ofrenda de flores y frutos de la tierra –hoy sudor del esfuerzo del trabajo- porque «un pueblo que olvida su historia está amenazado».

Además, dijo que el día de la Pandorga es un día para olvidar las penas y bailar, cantar y saltar y abogó por un futuro para que los ciudadrealeños «podáis seguir viviendo aquí y no tengáis que marcharos».

Turrillo, que posteriormente presidió junto con la alcaldesa y las Dulcineas, tanto infantil como juvenil, así como con las Damas, la procesión hasta la Basílica Catedral para realizar la ofrenda, tuvo un especial recuerdo para su abuelo y su padre «que hoy desde el cielo estarán preparando su pañuelo de yerbas».

Los actos de la fiesta, que comenzaron ayer con la proclamación del Pandorgo y de las Dulcineas y Damas en la Plaza Mayor, sirvieron también para distinguir a los dos pandorgos del año 1990 con motivo de su 25 aniversario. Francisco Muñoz Lorca y el fallecido Alfredo Calatayud (asistió su viuda, Pilar López) recibieron de manos de la alcaldesa y del presidente de la Hermandad de Pandorgos, Agustín Cantero, una réplica en plata de la Puerta de Toledo.

Zamora, por su parte, acudió a su primera Pandorga como alcaldesa vestida de manchega como manda la tradición. La regidora dijo que hoy las mujeres tienen igualdad plena de derechos gracias a las madres y a las abuelas porque «ellas han conseguido que ocupemos el lugares que nos merecemos».

También se refirió a la importancia de mantener las tradiciones porque «nuestras costumbres y nuestras raíces nos hacen fuertes para construir un futuro de desarrollo y progreso». Y en ese trabajo por mantenerlas destacó el papel fundamental que juegan, durante todo el año, los pandorgos.

En su discurso quiso mencionar, por otro lado, los «tiempos difíciles» que vivimos y apeló a que todos trabajen «codo con codo» para conseguir un futuro de desarrollo y empleo, para lo que pidió el apoyo de todos los vecinos.

«Con humildad y con prudencia» y con el objetivo de luchar «por la ciudad que nos merecemos y que se merecen nuestros hijos», Zamora se definió como una alcaldesa que «es una Dulcinea, que sueña como un Quijote y que va a trabajar como un Sancho».

Una tradición «de todos y para todos»

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