Las olas de calor y la sequía llevan al límite a muchas explotaciones de secano
Tras la pequeña tregua que ha dado el tiempo en Castilla-La Mancha, hoy de nuevo vuelve el calor, sin que apenas haya caído una gota de agua en todo el mes de julio. Una situación que para el campo es preocupante y que va a repercutir de forma muy negativa en la producción de cereales, ya recolectados, y que puede reducirse entre un 30 y un 40%.
Pero no será la única producción que se verá afectada por las altas temperaturas y la sequía; la vendimia también tendrá que adelantarse y la producción será inferior a la de la pasada campaña. Eso sí, se espera una calidad excelente de la uva.
Algunas organizaciones, como la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) de Castilla-La Mancha, ha hecho una previsión de la cosecha de cereales, asegurando que en algunas zonas podría llegar a un 40% menor que en un año normal, además de que será necesario un adelanto de la campaña de vendimia con una disminución de la producción.
El secretario general de Agricultura y Ganadería de UPA, Ramón Sáez, aseguraba que las continuas olas de calor que están afectando este año a Castilla-La Mancha tendrán repercusiones importantes sobre las producciones, «la merma ya es una realidad en la cosecha de cereales y se extenderá al resto de producciones (olivar, viñedo, frutos secos) en Castilla-La Mancha». A ello habrá que unir «un aumento de los costes de producción en el regadío y la ganadería, un sector muy vulnerable».
Desde UPA consideran como situación límite la de muchas explotaciones de secano, debido a la sequía que padecieron el año pasado y que se está trasladando a este año, acusado por unas temperaturas que están marcando récords en las últimas décadas. «Si 2014 fue un año malo debido a la sequía que hizo disminuir las producciones considerablemente, a lo que se unió una crisis de precios que produjo una situación límite en algunas explotaciones; este año 2015 será todavía peor», indicó Ramón Sáez.
Las perspectivas en la mayoría de los sectores es negativa. «Aunque en invierno llovió, la ausencia de precipitaciones en primavera, ligada a temperaturas extremas en el mes de mayo (el más caluroso desde 1964), seguido de un junio de muchas tormentas de granizo y con olas de calor encadenadas que todavía soportamos han traído como consecuencia producciones bajísimas en muchos sectores».
En cuanto a la producción de uva, los expertos auguran una campaña inferior a la del pasado año. UPA recordaba que en 2014 se produjeron 45 millones de hectolitros pero, este año, las tormentas de granizo en algunas comarcas vitícolas, sumado a las temperaturas extremas de este verano harán disminuir la producción de uva y habrá un adelanto en la fecha de la vendimia. Lo que sí parece claro es que la producción de este año será de una muy buena calidad, dado que estas condiciones no han dejado que se desarrollen muchas de las enfermedades fúngicas que pueden provocar una disminución de la calidad.
Una apreciación en la que coincide el director del Observatorio español del Mercado del Vino, Rafael Del Rey, quien aseguraba en una entrevista en Efeagro que todo apunta a que hay cantidad más que suficiente de uva «y seguramente volveremos a estar en cifras relativamente altas de producción y, si se dan muchos racimos y menores tamaños, puede ser también una cosecha histórica en calidad».