Cabañeros: 20 años de naturaleza
Se celebra el vigésimo aniversario de la declaración como Parque Nacional de este ecosistema, todo un ejemplo de bosque mediterráneo en España
Dejando atrás los rigores del estío y a comienzos del otoño, tiene lugar uno de los espectáculos más impresionantes de la naturaleza, la berrea del ciervo. El amanecer o a la caída del sol son los momentos propicios para presenciar este fenómeno relacionado con la época de celo de este cérvido. Este es uno de los principales atractivos de Cabañeros y cada año es mayor el número de visitantes que acude a los Montes de Toledo y a la raña, también conocida como el «Serengueti español».
Pero este año será aún más especial, ya que Cabañeros celebra precisamente 20 años de su declaración como Parque Nacional, aunque ya en 1988 fue declarado Parque Natural por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. Fue el entonces presidente autonómico, José Bono, el que llevó a cabo esta iniciativa, fruto de la generalizada reivindicación popular por evitar que este territorio se convirtiera en un campo para maniobras y prácticas de tiro del ejército.
El actual director del Parque de Cabañeros, Carlos Rodríguez Vigal, recuerda para ABC los orígenes de este proyecto que constituye una de las mejores representaciones de bosques mediterráneos de España. En su opinión, «la situación de privilegio de este enclave de los Montes de Toledo es fruto de una larga historia de conservación y uso sostenible que se remonta al siglo XV, en la que no ha dejado de estar presente la Administración, pero también la suma de muchas acciones puestas en marcha por los propietarios de fincas y vecinos».
En la actualidad la gestión del Parque Nacional de Cabañeros es compartida entre la Comunidad Autónoma y el Ministerio de Agricultura Alimentación y Medio Ambiente, que han conseguido que «el grado de conservación de este ecosistema sea muy bueno, y esto es algo de los que se puede seguir presumiendo», señala Rodríguez Vigal. Prueba de ello es que, a nivel europeo, el Parque forma parte de la Red Natura 2000, al estar incluido en el Lugar de Interés Comunitario y Zona de Especial Protección para las Aves «Montes de Toledo».
Otro ejemplo de la «buena salud» de la que goza Cabañeros, indica su director, es que cada año reciben a un número mayor de visitas, habiendo recibido en estos 20 años a más de 1,3 millones de personas. En 2014 fueron un total de 88.196 personas las que acudieron a los centros de visitantes e hicieron visitas guiadas a pie o en vehículo 4x4. Pero es que este año, según los datos ofrecidos por el Parque, ya se ha alcanzado, al finalizar el mes de mayo, un total de 45.492 visitas, unas 4.000 personas más que en las mismas fechas del año anterior.
Mejora de la fauna
Entre los grandes logros de la gestión realizada en Cabañeros, destaca Rodríguez Vigal, está «la consolidación de una de las mayores colonias de buitre negro en el mundo», una de las aves calificadas como «vulnerable» en el Catálogo de Especies Amenazadas. En los inicios de la declaración como Parque Nacional, esta especie contaba con 82 parejas reproductoras, pero ahora esa cantidad se ha duplicado hasta las 169 en el último censo elaborado en 2014. Algo parecido es lo que ha sucedido con el águila imperial, que en 1995 solo contaba con una pareja y ahora cuenta con cuatro.
En relación con el desarrollo socioeconómico, otro de los objetivos a tener en cuenta, según el director de Cabañeros , la declaración como Parque Nacional supuso «una importante inyección monetaria a la comarca, en forma de empleos y subvenciones». Además, el registro de empresas turísticas de la Consejería de Economía y Empleo refleja el impulso que han tenido en estos años, pues a finales de los años 90 existían alrededor de una decena de alojamientos. Esto, en número de plazas supone un ascenso de 148 a 1231 en los seis municipios que conforman el área de influencia socioeconómica — Los Navalucillos y Hontanar en la provincia de Toledo, y Alcoba de los Montes, Horcajo de los Montes, Navas de Estena y Retuerta del Bullaque en la de Ciudad Real —.
No obstante, a pesar de los logros obtenidos, el director de Cabañeros cree que hay que seguir trabajando para conseguir la plena aceptación del Parque Nacional entre la población y el empresariado local. «Quizá, y debido a la gran implicación de todo el equipo gestor en las múltiples tareas del día a día, no se ha conseguido trasladar los resultados de dicha labor a sus principales beneficiarios», manifiesta. Por ello, desde principios de este año se ha iniciado la publicación de un boletín mensual que pretende mejorar la comunicación al exterior, entre otras medidas a tomar a este respecto, y se seguirá trabajando para fomentar la participación social.
Pero, sin duda, el gran reto de los últimos tiempos para Cabañeros es el que está a punto de culminarse con el asentamiento, de nuevo, del lince ibérico en este ecosistema, el felino más amenazado del mundo, que desapareció de este territorio a finales del siglo pasado. Es por eso que desde 2011 el Parque Nacional participa en el programa «Life+Iberlince», encaminado a reintroducir poblaciones estables de esta especie en sus territorios históricos, como los Montes de Toledo.
Sin embargo, desde los grupos ecologistas no comparten el optimismo del director de Cabañeros, ya que consideran que el Parque Nacional «está inacabado». A juicio del portavoz de Ecologistas en Acción de Castilla-La Mancha, Miguel Ángel Hernández, «Cabañeros aún está lejos de cumplir con su nombre y todos los requisitos que ello conlleva de acuerdo a la legislación vigente». Todo ello se ha puesto de manifiesto en los últimos tiempos, señala, por tres motivos.
Gestión anómala
En primer lugar, según indica Hernández, Cabañeros tiene una «gestión anómala», ya que sigue estando compartida entre el Gobierno central y la Junta de Comunidades. «No se ha sustanciado el traspaso de competencias en este parque nacional, como tampoco se ha hecho en las Tablas de Daimiel», manifiesta. De hecho, dice que son los dos únicos casos en el que la Administración autonómica no ha asumido sus responsabilidades, y «esta bicefalia hace que sea complicado de gestionar».
Asimismo, en opinión del portavoz ecologista, Cabañeros sigue sin contar con los elementos de planificación y de uso público que son propios de todos los parques nacionales. De hecho, afirma que el Parque Nacional carece de plan de ordenación de los recursos naturales y de algo más importante, un plan de uso y gestión, «que se lleva elaborando desde hace varios años, y del que solo existe un borrador muy incompleto en muchos aspectos».
Y, por último, Hernández considera que este Parque Nacional está inacabado, «porque en la mitad de su territorio no se hace el uso que corresponde, ya que se mantiene como actividad en pleno desarrollo la caza». Así, explica que de las 40.000 hectáreas que tiene de superficie, 20.000 hectáreas son de cotos privados, lo que «es un anacronismo y no tiene nada que ver con los objetivos marcados por la normativa estatal». Este problema, en su opinión, lejos de solucionarse, se mantiene con la última reforma de la Ley de Parques Nacionales, ya que se ha ampliado la moratoria que permite la caza hasta el 2020.
A pesar de todas estas pegas, desde Ecologistas en Acción sí creen que se han producido avances con la declaración de Cabañeros como Parque Nacional, sobre todo en la mitad de territorio que es de titularidad pública y no está destinada a la actividad cinegética. De hecho, consideran que el primer logro fue su propia creación, ya que con esa figura insalvable de protección medioambiental se salvaguardaba de cualquier amenaza uno de los ecosistemas mediterráneos mejor conservados de la Península Ibérica.