PRESIDENTA EN FUNCIONES

El jinete, mejor dicho, la amazona, se cae del caballo al enfrentarse a un último obstáculo difícil y los que ocupan el palco preferente de la prueba hípica, invitados por ella, empiezan a olvidar los campeonatos ganados de la especialidad y el esfuerzo llevado a cabo para conquistarlos. Así es la política, y María Dolores de Cospedal puede ahora conocer perfectamente de qué va el tema cuando los que consideraba más afines, por aquello de los cargos que les concedió, empiezan a criticar su gestión cuando ven amenazados los despachos que ocupan. ¿Y cómo se entera uno de es críticas desafortunadas? Pues porque ante la cerveza y el vaso de vino tinto de las barras y restaurantes algunos alzan la voz en la conversación sin reparar en que en las mesas del entorno existen oídos curiosos para intentar enterarse de lo que se comenta.

Pero desde esta modesta columna no vamos a hacer ni la más mínima viruta del árbol desgajado, sino a reconocer la calidad de imagen, pese a quien pese, de esta mujer que se entregó de principio a fin en las tareas encomendadas, además duplicadas, como era la presidencia de la Junta de Castilla-La Mancha que compartía con la Secretaría General del PP. Tareas laboriosas, de arduo compromiso, que Cospedal supo remontar con buena nota, y para demostrarlo ahí están los 410.886 votos logrados en las pasadas elecciones autonómicas, lista más votada, y 16 escaños en el Parlamento regional que no le garantizan la mayoría absoluta para poder continuar en el Palacio de Fuensalida.

Cuando los vientos llegan del revés conviene ser cautos a la hora de enjuiciar el pilotaje de quién está a cargo del timón, y por supuesto respetar lo logrado con anterioridad y quedarse con lo mejor sobre los posibles errores cometidos, porque a la hora de equivocarse nadie está libre del inoportuno tropezón.

Cospedal intentó lo justo para los ciudadanos, se lo curró a destajo, se pateó nuestro territorio a lo largo y ancho, y su vocación política está fuera de dudas hasta para sus peores enemigos. Y lo dice alguien que tuvo que ver cómo un familiar cercano, con puesto laboral en la anterior Junta socialista, iba directo al paro cuando llegó el PP. Pero lo uno nada tiene que ver con lo otro, y desde aquí se reconoce la labor de la amazona que no pudo salvar el último obstáculo.