El programa ha reintegrado a la vida salvaje a 20 linces

M.J.MUÑOZ

El lince ibérico es el felino más amenazado del mundo, lo que sitúa a esta especie en peligro crítico de extinción. Por ello, la labor que se realiza en los centros de cría resulta fundamental para la conservación de estos animales. Entre las funciones de estos centros destaca la de proporcionar animales sanos y preparados para restaurar las poblaciones de esta especie en la naturaleza y mantener una reserva de ejemplares como salvaguarda ante los peligros que puedan afectar a la especie, hasta que las poblaciones silvestres sean capaces de asegurar este objetivo por sí mismas.

En Castilla-La Mancha, el lince prácticamente había desaparecido, por lo que ha hecho falta destinar recursos humanos y materiales para acondicionar el hábitat, lograr que este animal volviese al medio natural, y consiguiendo un núcleo de población estable en estas tierras.

Así, en el mes de julio del pasado año, en el sur de Ciudad Real, se iniciaron las reintroducciones con la suelta de Kiowa, una hembra procedente del Centro de Cría de Zarza de Granadilla (Cáceres) y, desde entonces, se han liberado ya doce ejemplares en esta zona, entre los que se incluye Lúa. Ayer también se procedió a la suelta de un tercer lince, macho, en la provincia de Ciudad Real.

No obstante, hay que destacar que hasta el momento todos los animales reintroducidos se han adaptado de manera satisfactoria, lo que confirma la idoneidad de las zonas seleccionadas para su puesta en libertad. De igual forma, en la zona de los Montes de Toledo -donde en 2014 se reintrodujeron ocho ejemplares de lince- dos de ellos han salido de la zona como consecuencia del natural movimiento dispersante de esta especie. Dos de los ejemplares liberados en «El Castañar» el pasado mes de noviembre se han marchado de la zona, siendo Extremadura y Aragón los lugares de destino.’

La Comunidad de Castilla-La Mancha participa en el Programa Europeo LIFE+ Iberlince, en el que se llevan a cabo una serie de actuaciones encaminadas a minimizar las amenazas y a reducir los factores limitantes en la conservación del lince ibérico. El objetivo final es reducir el riesgo de extinción de la especie aumentando el tamaño poblacional y el número de poblaciones. El presupuesto global del proyecto es de 34 millones de euros, de los cuales 21 millones corresponden a la UE.

Hasta el momento en Castilla-La Mancha se han reintroducido ocho linces en Ciudad Real, de los cuales cuatro han muerto en diversas circunstancias, y cinco en Toledo.

Según explicó a ABC el director general de Montes y Espacios Naturales de Castilla-La Mancha, Javier Gómez Elvira, las muertes de estos ejemplares se han debido a varios factores: un disparo al confundir al lince con un zorro; el uso de un lazo ilegal para proteger los huertos, caso que originó en su día la apertura de un procedimiento sancionador por parte de la Consejería de Agricultura y Desarrollo Rural, así como diligencias penales en las que hay una persona imputada; un golpe en la cabeza del animal, del que se desconocen las causas, y la muerte de otro que apareció en estado de descomposición, devorado por buitres carroñeros. En otras zonas, especialmente en Andalucía, los atropellos han sido causa de numerosas muertes de linces ibéricos, cuando éstos cruzan carreteras para desplazarse de territorio.

El objetivo final es conseguir cinco parejas estables, como mínimo, y evitar la excesiva movilidad.

El programa ha reintegrado a la vida salvaje a 20 linces

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