Airbus, la sombra alargada de Don Quijote
Salvando los tiempos, Miguel de Cervantes seguramente podría haber utilizado la planta de Airbus en Illescas como escenario de una de las aventuras de Don Quijote. Y probablemente habría quedado pasmado al ver lo que allí se fabrica desde hace ahora 25 años, cuando en 1991 un puñado de empleados comenzó a trabajar en una nave de 7.000 metros cuadrados.
Precisamente Teresa Busto del Castillo, la directora de esta planta aeronáutica con 800 trabajadores en la actualidad, recuperó anoche las inmortales figuras de Don Quijote y de Sancho. Con ellos recreó una conversación ante los cientos de trabajadores que acudieron a un acto en el Palacio de Congresos de Toledo con motivo del cuarto de siglo de historia que cumple ahora Airbus en Illescas.
Una conversación «sui generis» en la que un entendido escudero explicó a su atolondrado caballero andante que los molinos negros y aspas gigantes que Don Quijote decía ver eran en realidad parte del fuselaje de un avión y revestimientos de alas fabricadas en fibra de carbono. Y el hidalgo intentó acometer contra ellos, pero Sancho lo frenó: «No arremeta —le corrigió—, pues son el fruto de muchos años de investigación, esfuerzo y de trabajo de muchas personas». Y todo eso sale de una empresa en Illescas que es uno «de los más prestigiosos centros mundiales de desarrollo, industrialización y fabricación de estructuras de fibras de carbono muy complejas y con máquinas automatizadas» (esto último es cosecha de la directora).
Con la figura de Sancho como elemento conductor, dichos y refranes incluidos, la ingeniera Busto narró la evolución de la planta de 300.000 metros cuadrados que dirige desde el 1 de enero de 2013. Y explicó cómo la empresa ha ido ganando mercado, principalmente gracias a sus empleados, a los que el binomio Busto-Sancho calificó de «alhajas» y «el activo más valioso». Fue uno de los guiños que la directora tuvo hacia los empleados, a los que aplaudió en pie al concluir un vídeo corporativo.
Busto no desaprovechó la ocasión para reclamar que el apoyo de las instituciones públicas al sector aeronáutico continúe. «No podemos luchar solos con molinos de viento ahí fuera —dijo—. Nos acechan auténticos gigantes, que se nutren de reducciones de costes y aumento de productividad. Ello exige nuevos desarrollos que exigen un gran esfuerzo investigador para no quedar fuera del mercado».
«Larga vida a Airbus»
Una reivindicación que también estuvo en boca del presidente del comité de empresa en Illescas, David Cabanillas. En su intervención, repasó vicisitudes «nadas fáciles» en una planta que arrancó como un «simple taller de fabricación». «Es necesario que las administraciones públicas se comprometan claramente con un proyecto industrial estratégico en este país que necesita una consolidación y una seguridad en el trabajo», reclamó Cabanillas, quien precedió al discurso grabado del presidente del Grupo Airbus en España, Fernando Alonso. «Hablar de la factoría de Illescas es hablar de la historia del desarrollo de los materiales compuestos en España. Illescas y España ocupan un lugar privilegiado en Europa y en el mundo», aseguró Alonso.
Sin dejar de lado el ambiente quijotesco, la consejera de empleo, Carmen Casero, calificó de «Dulcinea de Airbus» a la directora de planta en Illescas, a la que dedicó palabras de admiración. Luego Casero habló del crecimiento del empleo en la región y, en concreto, en el sector aeronáutico, que cifró en un 124 por ciento. «Larga vida a Airbus de la mano de personas como Teresa Busto», concluyó su exposición. Después, recibió de la directora de la planta una maqueta de un Airbus 350 en fibra de carbono, para que el que desde Illescas se fabrican numerosos elementos.