Piden para el parricida de Almadén más de 25 años en un psiquiátrico
La Audiencia Provincial de Ciudad Real acogerá esta semana el juicio contra Kevin Romero Pizarro, de 19 años edad, acusado de asesinar a su madre, intentar matar a su padre y acabar con la vida de su perro en la tarde del 22 de noviembre de 2013 en Almadén.
El Ministerio Fiscal pide para el presunto parricida, que se encuentra desde la fecha de los hechos internado en un centro psiquiátrico, un total de 25 años y 9 meses de internamiento: 20 años por el delito de asesinato, cinco por el delito de homicidio en grado de tentativa y nueve meses por el delito de maltrato a animales domésticos.
En la calificación de los hechos, según el escrito del Ministerio Público al que ha tenido acceso ABC, se han tenido en cuenta la eximente completa de anomalía psíquica y la agravante genérica de parentesco. Al acusado, diagnosticado de trastorno esquizofrénico paranoide, y que se encontraba cuando sucedieron los hechos en pleno brote psicótico, por lo que perdió totalmente el sentido de la realidad lo que anuló su capacidad cognoscitiva y volitiva, no se le reclama ninguna cantidad en concepto de responsabilidad civil ya que su padre ha declinado su derecho, y su hermana, que tenía 23 años en el momento del suceso, no se ha pronunciado al respecto.
Los hechos se desataron a las seis de la tarde del 22 de noviembre de 2013. A esa hora, Kevin, que se encontraba encerrado en su habitación salió a comprar cocaína. Al regresar se volvió a encerrar en el cuarto y consumió la droga. Según el relato del Fiscal ya se encontraba en pleno brote psicótico.
Sobre las 22.30 abandonó la casa junto con su perro hacia la calle donde está la vivienda de la abuela paterna, y una vez allí, «guiado en su obrar por el ánimo de acabar con la vida del perro, de forma brutal e indiscriminada, comenzó a propinarle diversos puñetazos y pisotones en la cabeza, así golpes contra la pared, hasta el punto de provocarle finalmente la muerte».
Una vez que mató al perro arrojó el cuerpo a un contenedor y se deshizo de la sudadera que vestía. Acto seguido, regresó a su casa, se volvió a encerrar en el dormitorio y consumió de nuevo cocaína.
Degolló a su madre
Dos agentes de la Policía Local tuvieron conocimiento de los hechos y se dirigieron al domicilio del procesado para esclarecer lo ocurrido. En la puerta se encontraron con el padre, E.R.R., de 50 años de edad, que se dirigía a casa de la abuela donde pensaba que su hijo había dejado al perro. El hombre, informado por los policías, se marchó del domicilio junto con éstos para recoger el cadáver del animal.
En ese momento, el acusado, aprovechando que estaba solo en la vivienda con su madre, R.M., de 48 años, se abalanzó sobre ella y le propinó «con extrema violencia» reiterados e indiscriminados puñetazos en la cabeza y en la cara. A continuación asestó, un golpe al cristal de la mesa, que se fracturó en diversos fragmentos. Con uno de ellos y consciente de la nula capacidad de defensa de su madre la abordó por la espalda y haciendo uso de toda su fuerza, de forma virulenta, se lo clavó en el cuello y la degolló, provocándole de forma instantánea la muerte por una hemorragia aguda.
Acto seguido, arrastró el cuerpo sin vida de su madre hasta la entrada de la vivienda, y le clavó otro fragmento de cristal en la cara y en el cuello, al tiempo que le propinó diversos golpes en la cara hasta el punto de extirparle el maxilar superior, que posteriormente arrojó a la escalera.
Momentos después, según el relato de los hechos que hace la Fiscalía, el padre regresó al domicilio y se encontró en la escalera el maxilar superior de la esposa, así como manchas de sangre. Subió apresuradamente de la vivienda y descubrió en el suelo el cuerpo sin vida de la mujer y a su hijo en el pasillo vestido únicamente con unos calzoncillos y con el cuerpo manchado de sangre. Increpó a su hijo para decirle que había matado a su madre, y éste se abalanzó sobre él mientras le decía «… y a ti también». Le arrinconó contra la pared y le agarró fuertemente del cuello, aunque la víctima consiguiendo zafarse y huir a la calle. El procesado persiguió a su padre hasta que le alcanzó en una vía pública donde continuó con su agresión hasta que acudió en su ayuda un vecino que había oído los gritos de socorro y que intentó interceder.
El presunto parricida se marchó del lugar y fue encontrado deambulando por la calle, lleno de sangre, por otro vecino que le invitó a subir a su vehículo y al que pidió que llevara a la Guardia Civil para posteriormente confesarle que había matado a su madre.