El proceso del vino, en las aulas

El proceso del vino, en las aulas I. SANCHEZ LEGIDO

ISABEL SÁNCHEZ LEGIDO

Alumnos del Primero y Segundo del Instituto «Andrés de Vandelvira» de Albacete han trabajado, como auténticos bodegueros, en la elaboración de su propio vino

Treinta y tres alumnos, de primero y segundo del Instituto Andrés de Vandelvira han trabajado, como auténticos bodegueros, en la elaboración de su propio vino. Esta semana ha culminado el proceso, con una cata de vinos, donde colabora de forma altruista la Asociación de Enólogos de Castilla-La Mancha; «pretendemos transmitir la pasión del vino a estas nuevas generaciones y darles el testigo de lo que es uno de los sectores más importantes de nuestra provincia y de nuestra región», comenta Luis Jiménez, presidente de esta asociación.

Los alumnos no sólo catan el vino que llevan todo el año elaborando, realizan un auténtico análisis sensorial para distinguir «crianzas, variedades, todo de manera muy sencilla, para que los alumnos puedan disfrutar un poco más con el vino» comenta el enólogo.

Colaboración desinteresada

Y es que, tal como nos relata el profesor Manuel Poveda, jefe del departamento de Industrias Alimentarias del Instituto de FP Andrés de Vandelvira, es un auténtico trabajo de cooperación y solidaridad; «a principio de curso, los alumnos de Segundo de Grado Superior de Procesos y Calidad Alimentaria, Procaina, elaboran vino. Y así, comienza el proceso de pedir favores, porque no tenemos mucho presupuesto. La uva la conseguimos a través de algún familiar de los alumnos que tiene cepas y nos lo donan de manera altruista», prosigue Manuel Poveda con una sonrisa de orgullo, «hemos utilizado variedades de uva syrac y tempranillo, lo que nos dan», puntualiza, «traemos unos doscientos kilos de uva».

El proceso de elaboración que siguen los alumnos es el de cualquier bodega, comenta el profesor Poveda, «tenemos nuestra despalilladora, eso sí, lo prensamos de la manera tradicional, a mano: se echa la uva y vamos dando vueltas, y se prensa. También contamos con depósitos pequeñitos que es donde se controla la temperatura».

La profesora Luisa Gaspar, junto con sus alumnos, son los encargados de controlar las fermentaciones, las maceraciones «igual que se haría en bodega y se les hacen los controles químicos del laboratorio».

Cuarenta litros de vino

En una segunda parte, y cuando consideran que el vino ya está listo para beber «lo embotellamos, los alumnos hacen la etiqueta cumpliendo la legislación vigente».

Este año María, una alumna de segundo curso, se ha encargado del diseño de la etiqueta, explica la responsable del proyecto.

El resultado de este año son cuarenta litros de vino joven que se reparten entre los alumnos, «aunque aquí siempre quedan algunas botellas que las solemos utilizar en encuentros o visitas, por ejemplo ahora hay un intercambio con alumnos de otros institutos de Francia e Italia dentro del programa Erasmus plus, y aprovechamos para darles a probar el vino», indica el profesor Poveda.

Pero con este proyecto el «Andrés de Vandelvira» consigue, sobre todo, «despertar la pasión por el vino entre los alumnos», como la que emana Luis Jimenez; «es un fenómeno y lo vende más que bien», concluye Manuel Poveda.

El proceso del vino, en las aulas

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