La principal causa de depresión en la mujer es que «no sabe cuál es su rol en la vida»

La principal causa de depresión en la mujer es que «no sabe cuál es su rol en la vida» abc

LEONOR BARAZA

La depresión es una enfermedad que afecta a 350 millones de personas en el mundo y que según la Organización Mundial de la Salud, OMS, en el año 2020 será la enfermedad más discapacitante del planeta. El pasado martes, 13 de enero, se celebraba el Día Mundial de la Lucha contra la Depresión, una efeméride con la que los expertos pretenden poner el acento en la importancia del tratamiento y la respuesta integral ante los primeros síntomas para revertir su desarrollo.

Los augurios de la OMS coinciden plenamente con los datos que, a nivel comarcal y en una escala más reducida, manejan desde la Unidad de Salud Mental del Hospital «Virgen de Altagracia», cuyo responsable, el doctor José Manuel Jiménez, advierte de la gravedad de las consecuencias que puede tener la depresión.

No en vano, junto con la pérdida de entusiasmo y falta de energía, lo que se conoce como astenia, y la anhedonia, la incapacidad para experimentar placer y la pérdida de interés o satisfacción por casi todas las actividades, el ideario suicida es el tercer signo claro de que una persona está sufriendo una depresión.

Por eso es tan importante, ante estos signos, que la persona acuda al médico de cabecera y le exponga cómo se siente, dice el doctor Jiménez a ABC, porque los síntomas pueden aumentar y convertirse en síndrome y de ahí a la enfermedad, que incluso puede requerir ingreso hospitalario, solo hay un paso.

La mayoría son mujeres

En España la depresión tiene una prevalencia del 10,5%, un 14,4% en mujeres y un 6,2% en hombres. De los 2.000 pacientes que la Unidad de Salud Mental de la comarca de Manzanares trata al año entre un 30 y un 40% padecen esta enfermedad. De ellos, la mayoría son mujeres. ¿Por qué? La respuesta para el doctor está clara, hay que buscarla en la anatomía, pero también en los cambios sociales.

De un lado, afirma, las mujeres sufren muchos cambios hormonales con la menstruación, embarazos y partos, pero también existen muchos factores sociales «que hacen que se descompense». Esos factores son fundamentalmente los que han originado, a su juicio, «una sociedad que ha confundido a las mujeres, que no saben ahora cuál es su rol en la vida». Mujeres que, afirma, quieren llegar a todo, ser madres, trabajadoras, cuidadoras… «y la que no llega cae».

«Yo no digo que nadie deje de hacer lo que quiere, pero a veces no se puede hacer todo bien; habrá que seleccionar lo que se puede hacer», dice el doctor que reconoce que una parte de la culpa de esta situación la tienen los hombres, y sobre todo los mayores de 40 años, que no han sido educados en su mayoría, por una cuestión social, para «arrimar el hombro» con el peso de la casa, el hogar y la familia.

Jiménez alerta de que si «no nos ponemos las pilas» para que «el barco ande», si no se le da «una vuelta» a los esquemas de la sociedad «es posible que esto (la prevalencia de la depresión) se desmadre porque la sociedad sigue evolucionando de esta forma».

Así lo demuestra que en España, según un informe de la Asociación Española de Medicamentos, el consumo de antidepresivos se haya triplicado en los últimos diez años y que sea en este campo donde las industrias farmacéuticas estén invirtiendo con mayor fuerza.

Prevención, la clave

El jefe de la Unidad de Salud Mental del hospital manzanareño pone el acento también en la importancia de la prevención de la toxicomanía y las enfermedades mentales, algo que su equipo está haciendo en los centros de Secundaria, así como en la labor que realizan los médicos de Atención Primaria. Son éstos últimos los primeros que se enfrentan al problema y los que, gracias a la formación que están recibiendo en este sentido y a la plena coordinación con sus colegas de Salud Mental, han conseguido que la derivación sea menor y que al hospital lleguen solo los casos más graves.

Para el doctor Jiménez sería también importante que se apostara por cambiar la modalidad de trabajo y por una asistencia multisectorial con el médico psiquiatra como centro del tratamiento, además de claramente defender la atención individualizada del paciente.

Y es que, reconoce, hay muchos tipos de depresión, hasta 20, y cada enfermo requiere una intervención particular. «Muchas veces con las terapias de grupo lo que conseguimos es hacer crónica la enfermedad, tenemos que atender de forma individualizada y periódica para indagar en cómo el paciente ha llegado ahí», sostiene.

Contrariamente a lo que podría parecer, los efectos de la crisis no se han dejado notar más allá de un 10% en el incremento de pacientes. «La crisis ha sido tan potente que la gente no ha tenido ni tiempo de deprimirse porque ha tenido que salir a buscarse el trabajo y el alimento», afirma. Sí ha habido, aclara, un aumento de los trastornos adaptativos, que son de carácter puntual y que en la mayoría de las ocasiones no deberían pasar el filtro del médico de cabecera.

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