Ciencia

Aficionados a la astronomía construyen su propio observatorio

EFE TOLEDO

No fue la estrella de Belén, sino la afición a los cometas de su promotor, Faustino Organero, el germen del observatorio astronómico de La Hita, en La Puebla de Almoradiel, el sueño estelar de unos aficionados a la astronomía que se ha «colado» en revistas científicas internacionales.

La Hita es un centro muy particular, que ha participado en proyectos investigadores de talla internacional gracias al trabajo y tesón de tres astrónomos aficionados, que no solo dedican prácticamente todo su tiempo libre a la astronomía, sino que diseñan y construyen ellos mismos sus telescopios.

Son el diseñador gráfico Faustino Organero, de La Villa de Don Fadrique, y la pareja formada por el ingeniero Fernando Fonseca y la técnica de laboratorio Leonor Ana, que han cambiado Madrid por La Mancha para desarrollar su pasión por la astronomía.

Organero relata a los orígenes de esta peculiar aventura, que de alguna manera se inició en 1999, cuando con 35 años decidió construir su propio telescopio para poder buscar y observar cometas, tras llevar dos años estudiando estos cuerpos celestes, que lo fascinaban, e incluso adentrándose en el cálculo de órbitas. «Hubiera sido más fácil pensar: junto el dinero y me lo compro, pero no, la parte emocionante fue decidir me compro un espejo y me hago un telescopio», dice.

Telescopio de madera

Construyó uno de madera que le satisfizo y se dijo: «Ahora voy a hacer uno de hierro». Este fue el que realmente dio origen al observatorio, «porque los de madera eran poco menos que un juguete, una pequeñísima aventura tecnológica», recuerda.

A partir de ahí comenzó a desarrollarse esta especie de cuento de la lechera. Necesitaba espacio para instalar el telescopio de hierro (que inicialmente pensó poner el tejado de la casa de sus padres en La Villa de Don Fadrique) y se fijó en una casita que tenía su suegro en el término municipal de La Puebla de Almoradiel. Reformó la casita e hizo una cúpula para meter el telescopio. Sin saberlo, acababa de poner la primera piedra del futuro observatorio.

Fue uno de sus primeros retos: «Buscas información continuamente, cómo se hace una cúpula, nadie sabe, pues te las tienes que arreglar solo», apunta Organero, que hasta recurrió a un herrero conocido.

Aficionados a la astronomía construyen su propio observatorio

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