Menores víctimas de violencia reciben atención psicológica
Los expertos advierten que las decisiones judiciales afectan a los niños porque priman al maltratador
Castilla-La Mancha cuenta desde este verano con un programa de atención a menores víctimas de violencia de género que se está desarrollando de forma centralizada en las capitales de provincia de Cuenca, Guadalajara y Toledo, y en varios municipios de las provincias de Albacete y Ciudad Real, en esta última en la capital, Tomelloso, Puertollano y Alcázar de San Juan.
El programa, que nació gracias a un convenio entre el Instituto de la Mujer y el Colegio Oficial de Psicólogos de la región, atiende ahora mismo 79 casos en toda la región y se puso en marcha, según explica su coordinador, Pablo Nieva, después de que una iniciativa similar llevada a cabo en Guadalajara entre los años 2008 y 2013 y una experiencia piloto de evaluación que tuvo lugar el año pasado en Albacete y que evidenciaron que había una necesidad en este sentido.
Los psicólogos repartidos por la región atienden, dentro del marco de esta medida, casos puntuales de adolescentes víctimas directas de violencia de género y en su mayoría a niños hijos de mujeres maltratadas. Son menores, según explica Nieva, que precisan de ayuda psicológica para “superar y resolver” los traumas vividos a raíz del maltrato vivido, pero también nuevos modelos de referencia en perspectiva de género.
Y es que, según advierte el responsable del plan, muchas de las mujeres que han sido maltratadas solicitan la intervención con sus hijos precisamente porque quieren evitar que en el caso de ellos se identifiquen con el padre- agresor y en el de ellas con el de la madre, el del sometimiento. «Normalmente damos más atención a niños porque a las madres maltratadas les preocupa más tener un hijo maltratador que una hija con perfil de víctima», explica.
Los casos que llegan a manos de estos psicólogos presentan distintas sintomatologías, desde enuresis hasta depresión pasando por estrés postraumático. El trabajo se realiza mediante sesiones semanales y dependiendo del caso incluso con la inclusión de la madre en el proceso terapéutico.
El problema, alerta Nieva, es que la justicia «está a años luz de la realidad de estos niños». Muchos de ellos tienen que pasar fines de semana alternos con sus padres-maltratadores lo que les genera miedo psicológico e impide el avance del proceso de recuperación. «Cuando vienen del fin de semana alterno padecen más síntomas, están disociados porque pasan mucho miedo», explica.
Legislación diferente
Para el coordinador regional una legislación diferente bien aplicada repercutiría directamente en el éxito de programas como este ya que la capacidad de los niños de «salir adelante» es mucho mayor que la de los adultos.
El problema, apunta, es que en el 99% de los casos los padres mantienen la patria potestad aunque la guardia y custodia quede en manos de las madres. «Como la única vía que esos hombres tienen de acercarse a ellas es a través de los hijos porque casi siempre hay orden de alejamiento los utilizan para dañar a la madre», aclara. Y precisa: «un hombre maltratador por el mero hecho de estar condenado no va a cambiar su conducta».
Nieva, en sintonía con muchos expertos y actores que trabajan en la lucha contra los malos tratos, aboga por reformas en este sentido en las que se antepongan los derechos del menor y que permita evitar casos extremos como el del doble infanticidio ocurrido en Asturias a finales de noviembre donde un hombre con orden de alejamiento de su ex pareja asesinó a sus dos hijas durante un régimen de visitas.
La actual ley de violencia de género, aprobada hace diez años y que nació como una de las más avanzadas a nivel mundial, está hoy en cuestión más que nunca por la evidencia de que existe un problema respecto a los menores y su protección, como ponen de manifiesto los datos que se conocen. Y es que, aunque en Castilla-La Mancha son 79 los menores atendidos, sí es cierto que existen otros programas paralelos. De hecho, Pablo Nieva se encarga también de la atención de unos 60 menores en Azuqueca de Henares a través de una iniciativa municipal que en un año y medio ha permitido intervenir con cerca de 80 niños.