ENTREVISTA María Rozalén Cantante
«Comencé a tocar la bandurria en la rondalla del barrio de Fátima»
La cantautora albaceteña Rozalén triunfa en Argentina y prepara su próximo álbum. En esta entrevista habla de sus inicios y del amor por su tierra
![«Comencé a tocar la bandurria en la rondalla del barrio de Fátima»](https://s3.abcstatics.com/Media/castillalamancha/77745975--644x901.jpg)
Hace un par de años, nadie había oído hablar de ella, ahora acaba de volver de Argentina con las maletas cargadas de aplausos y se copea con lo mejorcito de los cantautores de este país. Esta albaceteña está ahora inmersa en su segundo disco que verá la luz en primavera y será la continuación de «Con derecho a…», el primer álbum de la artista que hizo que se posicionara como una de las voces femeninas más dulces de la música española.
Su música desprende sensibilidad y desparpajo, humor y solidaridad. Nos sorprendió a todos subiendo al escenario a Beatriz Romero, una intérprete también de lenguaje de signos, para hacer accesible sus letras en el ritmo de sus canciones. Y es que, donde hay una buena causa allí está ella; subes al tren y allí está esta albaceteña, dando música al video que por el Día Internacional del Cáncer de Mama proyectan los trenes de larga distancia, o la semana pasada en Albacete colaborando con el Banco de Alimentos...
—Albaceteña hasta la médula, algo muy nuestro debe correr por su música. Dicen que en su infancia oía jotas manchegas, copla y mucho folclore...
—¡Así es! El primer instrumento que cayó en mis manos fue la bandurria. Yo tenía 7 años y comencé a tocar la bandurria en la rondalla del barrio de Fátima. Mucho folclore tradicional manchego (ríe). En mi casa también había siempre mucho estímulo musical. Eran y son todos muy «cantarines».
—Y su primer concierto fue en la Operación Bocata, organizado por los jóvenes de Manos Unidas a los 16 años. ¿Cuánto queda de aquella cantautora?
—Pues yo quiero pensar que la esencia es muy parecida a la de aquella adolescente... Había muy buena intención y ganas de comerme el mundo. Pero todos crecemos y maduramos un poquito ¿no? Ahora soy mucho más segura de mí misma.
—Éxitos, triunfos, giras por medio mundo. Recién llegada de triunfar en Buenos Aires, ¿Cómo le ha recibido Albacete?
—La gente de Albacete siempre me trata bien. Para mí significa jugar en casa, con todo lo bueno y lo malo que supone cantar delante de los que te han visto crecer. Por muy bonitas y grandes que sean otras ciudades, tu ciudad es tu ciudad. Cuando venga a dar nuestro concierto dentro de la gira habrá más nervios. Esta vez ha sido una colaboración solidaria de poquitas canciones.
—Y en estas giras eternas. ¿Echa de menos algo de nuestra tierra?
—¡Claro! Eso siempre. Echo de menos a mi familia y amigos. Son los que siempre te dicen la verdad, no hace falta que te regalen los oídos. Hay autenticidad. En este «mundillo», siempre hay que tener cuidado y rodearte de lo sincero y puro. Y el humor... (ríe), eso siempre lo echo de menos.
—Dicen que es muy sensible, que llora en los conciertos ¿es cierto?
—Soy muy sensible, demasiado, es cierto. En algún concierto se me han saltado las lágrimas, ¡claro que sí! Pero no es algo que ensaye, (sonríe)... Sale de dentro. ¡Al igual que las risas!
—¿Qué vamos a descubrir en este nuevo álbum que verá la luz esta primavera?
—Me encantaría que los seguidores descubrieran unas letras algo más maduras... Los ritmos, la temática, las melodías sí que andarán en la misma línea que el primero, cada canción «de su padre y de su madre», tocando muchos palos, pero de la misma manera, con una vueltecita más de seriedad.