El Palacio Ducal de Pastrana revive los acontecimientos de 1569
Visitas teatralizadas que muestran la difícil relación entre la princesa de Éboli y Santa Teresa de Jesús
Cien personas, medio centenar por visita, el número máximo posible de turistas en cada una de ellas, siguieron el sábado los pasos de Santa Teresa de Jesús y de la princesa de Éboli por los aposentos del Palacio Ducal de Pastrana de la mano de la Asociación de Damas y Caballeros de la localidad alcarreña.
Treinta y cinco de sus socios se convierten en personajes de época que enseñan el monumento en dos visitas teatralizadas que tienen lugar el primer sábado de cada mes en horario de mañana. El cuidado por el detalle, tanto en la actuación como en la caracterización, deja entrever el amor que sienten por el Palacio y el respeto por los personajes que lo habitaron.
Las visitas teatralizadas tienen su origen en el Festival Ducal del año 2013. El éxito cosechado por la Asociación entonces hizo que se institucionalizara la iniciativa, también como manera de engrandecer aún más los actos del V Centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús. Los trajes que visten están confeccionados a mano por los pastraneros y son exactamente iguales, en materiales, diseños y colores, que los que se vestían en el siglo XVI. De ello se encarga una de las socias, especialista en vestuario, que cuida con mimo la reproducción de las telas y atuendos. Desde las zapatillas hasta los sombreros, nada es casual.
Pero estas visitas no son únicamente una ambientación del monumento. También, y sobre todo, son representaciones en las que, fielmente caracterizados, los protagonistas de la historia toman vida. En primer lugar, unos campesinos del siglo XVI entran en la oficina de turismo –ya en el interior del edificio- para anunciar a los turistas que Santa Teresa está a punto de llegar a Palacio. Vuelve a ser el día 10 de junio de 1569.
Desde la oficina, la comitiva entra en el zaguán para presenciar la llegada de la abulense, magníficamente caracterizada con su hábito carmelita y su séquito. Una vez dentro del Palacio Ducal, los visitantes lo admiran lleno de vida y de niños que juegan en sus patios con juguetes de época. En la cocina, en el mismo lugar en el que estaba entonces, las criadas preparan el menú para Santa Teresa. Poco después, en uno de los corredores de la primera planta de Palacio, la Asociación recrea el momento en el que la princesa de Eboli, caprichosa, insiste, mediando incluso a través de su marido, Ruy Gomez de Silva, para que Santa Teresa le entregue el libro de su vida. La abulense, que se había negado en repetidas ocasiones, acaba cediendo, con la condición de que sólo lo leyera la princesa. En realidad acabaría leyéndolo toda la corte.
En la capilla del Palacio Ducal, igualmente el lugar original donde se produjo el hecho, los visitantes son luego testigos de cómo Santa Teresa impone los hábitos de los dos primeros carmelitas. En ese momento, es el 23 de junio de 1569.
La comitiva continúa su recorrido por los pasillos admirando los impresionantes artesonados y colecciones de azulejos que coronan y alicatan las diferentes estancias.