Cuando el saber ocupa su lugar
Una biblioteca formada por más de 4.000 libros antiguos y un Museo de Ciencias han hecho merecedor al Instituto «Maestro Juan de Ávila» del título de Instituto Histórico
El pasado 24 de octubre el director del Instituto de Educación Secundaria «Maestro Juan de Ávila» de Ciudad Real, Alejandro Casado, recibía de manos del consejero de Educación de Castilla-La Mancha, Marcial Marín, el documento que acredita a este centro como «Instituto Histórico» de la región. Una distinción que el Gobierno regional ha otorgado a cinco IES de la región por poseer un importante patrimonio cultural procedente de los antiguos centros de segunda enseñanza creados en el siglo XIX y primera mitad del XX.
En el caso del «Maestro Juan de Ávila», conocido coloquialmente como «el Masculino», el reconocimiento llega gracias a su biblioteca antigua y a su Museo de Ciencias Naturales. Dos importantes «tesoros» que han logrado sobrevivir, en algunos casos de forma casi inexplicable, al paso del tiempo y en condiciones poco idóneas, y que hoy ocupan su lugar en las instalaciones con las que este centro educativo cuenta desde el año 2005.
Tanto la colección de Ciencias Naturales como la de libros antiguos dan fe de la importancia que tenía el Instituto en la provincia como «foco de cultura y educación» en unos tiempos en los que «la situación educativa de España era malísima», por eso «se dotaba a los centros de tantísimo material». Alejandro Casado, actual director del centro, habla así del origen de todo este patrimonio, hoy de valor incalculable y que se guarda con celo en dos espacios destinados a tal fin: un ala de la biblioteca y la sala del Museo «Julia Muela».
Un patrimonio en el que brillan con luz propia algunas piezas excepcionales que ABC quiso conocer de mano de los profesores que dedican cada día algunas de sus horas de trabajo a gestionar y conservar este legado.
Es el caso del profesor de Latín Pedro del Real, que conoce al dedillo cada uno de los títulos que componen la colección de libros antiguos. La Biblioteca del «Juan de Ávila» está formada en la actualidad por unos 18.700 ejemplares. De ellos, 4.000 son antiguos, el primero data del siglo XVII. Y de estos, 483 son ejemplares únicos registrados en el Catálogo Colectivo de Patrimonio Bibliográfico, que cuenta con un millón de títulos.
Tratados de Agricultura, de Derecho, Ciencias Naturales, Historia, Literatura Inglesa, Francesa, Alemana y Castellana o libros religiosos son los fondos que han llegado hasta nuestros días; muchos de ellos se encuentran en malas condiciones por lo que necesitan de una intervención urgente para ser restaurados, explica el docente.
Joyas y rarezas
Buscando entre las estanterías, Pedro del Leal muestra algunas de las «joyas» que se guardan con celo en esta biblioteca. Tesoros como un Concilio de Trento de 1745 o unas Cortes de Cádiz de 1812 e incluso una adaptación teatral de Don Quijote de la Mancha escrita por Eduardo Barriobero y Herrás del año 1905, un ejemplar único debido a una errata, ya que en su dedicatoria se puede leer «a Don Juan de la Cierva, ministro de Instrucción y Bellas Artes, en el IV Centenario…» cuando lo correcto hubiera sido en el III Centenario.
En las estanterías de la biblioteca del «Juan de Ávila» también se puede encontrar un Quijote de Argamasilla de Alba de 1863 y una amplia colección de títulos relacionados con Filipinas, como la «Historia de Philipinas» de 1747, una historia de la provincia de la Compañía de Jesús.
Los fondos, según explica el profesor, llegaron al instituto por diferentes vías. Por un lado, porque en 1896 el edificio, hoy el Museo de la Merced, albergaba la Biblioteca Pública de la provincia a la que se había nutrido con ejemplares procedentes de la desamortización de Mendizábal.
Además, hubo donaciones importantes como la que realizaron los hermanos José Patricio y Manuel Clemente, naturales de Mora (Toledo), pero afincados en Moral de Calatrava, que tras regresar de Filipinas entregaron su colección al centro educativo.
También el Museo de Ciencias Naturales se debe en gran parte a sus benefactores; profesores del centro de distintas épocas que donaron sus colecciones como fue el caso de su impulsora, la catedrática Julia Muela Delmas, o el de los mencionados hermanos Clemente que cedieron su colección de conchas de Filipinas.
El Museo «Julia Muela»
El Museo, que se inauguró el 20 de mayo de 1985, fue un empeño personal de esta profesora, ya fallecida, que se dedicó a reunir todo el instrumental y réplicas con las que contaba el instituto para formar este singular espacio, en cuyo montaje participó el Museo Nacional de Ciencias de Madrid, según explica el catedrático de Zoología y profesor del IES, Ángel Gonzalo.
Este espacio museístico está formado por 146 ejemplares de 130 especies de vertebrados y seis cajas de ciclos completos de lepidópteros. Contiene además 165 conchas de moluscos; 44 modelos de escayola, que reproducen la anatomía del hombre, animales y plantas; 26 cajas de cultivos agrícolas, con algodón, lana o fibras; 30 aparatos de Física; 22 litografías en color de plantas y 21 planos murales, todos ellos muy antiguos y de gran valor didáctico; y algunos libros de agricultura. Asimismo se exponen unos 1.000 ejemplares de insectos de 600 especies.
Se trata de una colección bastante antigua que se abre para visitas escolares y entre cuyas singularidades, dice el profesor, está un cocodrilo auténtico disecado «que es lo más llamativo». Lo más valioso, afirma, es una calavera humana auténtica despiezada hueso a hueso y montada sobre un armazón de bronce «que debe tener más de un siglo», precisa.
Lo más antiguo, por otro lado, es una morera del año 1880. Además, en el Museo hay modelos de escayola procedentes de una casa de París que todavía existe y que datan del XIX y microscopios antiguos que, dice el profesor, se utilizaban para dar clase en el cambio de siglo. Es curioso también, y suele llamar la atención de los visitantes, un voltímetro que tiene estampada la cruz gamada.
En cuanto a la colección de animales disecados, además del cocodrilo hay un chimpancé de Madagascar, especies raras como el ornitorrinco o un cuscús. Aves de todo tipo y rapaces, hoy en día protegidas, forman el resto de la exposición de fauna en la que también hay una cabeza de lobo o un buitre, pertenecientes a la colección privada de la catedrática Julia Muela o una cabeza de venado que donó el padre de un alumno.
Hay también muestras de deformidades como es el caso de un cordero que nació el 4 de abril de 1980 con ocho patas de la Ganadería de Félix Martín en Villanueva de San Carlos. Murió al poco de nacer y su dueño decidió donarlo al Museo. Al abrirlo, explica Gonzalo, se le encontraron algunos órganos duplicados; parece ser que tenía dos estómagos.
Tanto el Museo como la Biblioteca cuentan con espacios propios desde que el Masculino empezó a funcionar en su ubicación actual. Hasta entonces los libros antiguos se almacenaban en cajas en armarios y los objetos del Museo habían permanecido guardados en almacenes hasta que la profesora Muela se decidió a rescatarlos.
Con estos materiales probablemente se formaron algunos de los alumnos ilustres que han salido de las aulas del «Maestro Juan de Ávila» como fueron Cirilo del Río que fue diputado y ministro de Obras Públicas (Almadén 1892- Madrid1957), el geógrafo, historiador y bibliógrafo Antonio Blázquez (Castellar de Santiago 1859- Madrid 1950), Cecilio López Pastor, cronista oficial de Ciudad Real y decano de los periodistas castellano-manchegos (1915-2006) o el doctor Vicente Calatayud, Hijo Predilecto de Ciudad Real, que recientemente ha recibido la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo.