El genoma de Beethoven acaba con el mito sobre su muerte pero no desvela el origen de su sordera
El análisis a partir de cinco mechones de cabello del compositor descarta una infección mortal por plomo y descubre que el genio tenía predisposición a la enfermedad hepática y sufrió hepatitis B
El ADN de parientes modernos desvela un 'desliz' extramatrimonial en la línea paterna directa
Logran, por primera vez, secuenciar un genoma humano completo

En 1802, con sus primeras dos sinfonías y tres conciertos para piano ya concluidos, Ludwig van Beethoven, ya preocupado por la pérdida de sus facultades auditivas, pidió a sus hermanos que dieran unas indicaciones a su médico, Johann Adam Schmidt. Quería que, tras su propia muerte, el galeno describiera públicamente su enfermedad para que «en la medida de lo posible, el mundo se reconcilie conmigo». Ahora, más de dos siglos después, un equipo internacional de investigadores ha hecho realidad, al menos parcialmente, los deseos del genial compositor alemán.
Los científicos han descifrado el genoma del músico a partir de cinco mechones de su cabello, previamente identificados como auténticos. El estudio, publicado este miércoles en la revista 'Current Biology', muestra que la controvertida hipótesis de que Beethoven murió envenenado con plomo tras un tratamiento médico por una pulmonía no se sostiene y apunta a otras posibles razones: su predisposición a la enfermedad hepática y una infección de hepatitis B que, combinado con su consumo de alcohol, pudo haber acabado en cirrosis y haberle llevado a la muerte a los 56 años en 1827. El estudio, sin embargo, no aclara las causas de su famosa sordera ni de sus problemas gastrointestinales.
El objetivo principal de la investigación, dirigida por la Universidad de Cambridge y el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, entre otros centros científicos, es arrojar luz sobre los problemas de salud de Beethoven. Para ello, el equipo realizó pruebas de autenticación en ocho muestras de cabello adquiridas de colecciones públicas y privadas en Reino Unido, Europa continental y EE.UU. Al hacerlo, se dieron cuenta de que al m menos dos de los mechones no eran de Beethoven, incluido uno que se creía había sido cortado de su cabeza poco después de su muerte por el músico de 15 años Ferdinand Hiller.
Análisis previos de ese mechón tomado por Hiller sugerían que Beethoven sufría envenenamiento por plomo provocado por un tratamiento médico para curar una pulmonía. Esta intoxicación pudo haber influido en sus problemas de salud, incluida su pérdida de audición. Pero ese rizo pertenecía a una mujer, no al músico, por lo que cualquier resultado proveniente del mismo tiene que ser por fuerza descartado. Estudios futuros para detectar plomo, opiáceos o mercurio, recuerdan los autores, deben ser realizados en muestras identificadas como auténticas.



Riesgos genéticos
Las cinco muestras de cabello dadas por buenas, todas de los últimos siete años de la vida del músico, sí mostraron una serie de factores de riesgo genéticos significativos para la enfermedad hepática y evidencias de una infección con el virus de la hepatitis B en los meses anteriores a la última enfermedad del compositor. «Si su consumo de alcohol fue lo suficientemente fuerte durante un período de tiempo suficientemente largo, la interacción con sus factores de riesgo genéticos presenta una posible explicación para su cirrosis», señala Tristan Begg, de Cambridge.
El equipo también sugiere que la infección por hepatitis B podría haber provocado la grave enfermedad hepática del compositor, exacerbada por su consumo de alcohol y riesgo genético. Si embargo, la naturaleza y el momento de esta infección no se pueden determinar actualmente. Tampoco se conoce el verdadero alcance de su consumo de alcohol, que sus contemporáneos consideraban «moderado» para los estándares vieneses de principios del siglo XIX, pero que bien podrían haber sido cantidades dañinas para el hígado.
Intestino irritable
En cuanto a la pérdida de audición, la investigación no reveló ningún origen genético, aunque no se descarta que pueda hacerlo en el futuro. También resultó imposible encontrar una explicación genética para las molestias gastrointestinales del genio, pero los investigadores argumentan que la enfermedad celíaca y la intolerancia a la lactosa son muy poco probables. Curiosamente, se descubrió que Beethoven tenía un cierto grado de protección genética contra el riesgo de síndrome del intestino irritable (SII), lo que hace que esta sea una explicación menos probable.
«No podemos decir definitivamente qué mato a Beethoven, pero ahora al menos podemos confirmar la presencia de un riesgo hereditario significativo y una infección con el virus de la hepatitis B», señala Johannes Krause, del Max Planck. «También podemos eliminar otras causas genéticas menos plausibles», añade.
«Teniendo en cuenta el historial médico conocido, es muy probable que haya sido una combinación de estos tres factores, incluido su consumo de alcohol, actuando en conjunto, pero investigaciones futuras tendrá que aclarar hasta qué punto estuvo involucrado cada factor», agrega Begg.
Aventura extramatrimonial
Como sucede comúnmente cuando las personas analizan el ADN, los investigadores descubrieron otra sorpresa. El equipo analizó la genética de parientes vivos en Bélgica, pero no pudo encontrar coincidencias entre ninguno de ellos. Algunos comparten un ancestro paterno con Beethoven a fines del siglo XVI y principios del XVII según los estudios genealógicos, pero no coinciden en el cromosoma Y. Los investigadores creen que esto se debe a al menos un 'desliz' extramatrimonial en la línea paterna directa de Beethoven.
El estudio sugiere que este evento ocurrió entre la concepción de Hendrik van Beethoven en Kampenhout, Bélgica en c.1572, y la concepción de Ludwig van Beethoven siete generaciones más tarde en 1770, en Bonn, Alemania. Aunque anteriormente se había planteado una duda sobre la paternidad del padre de Beethoven debido a la ausencia de un registro de bautismo, los investigadores no pudieron determinar la generación durante la cual tuvo lugar este evento.
MÁS INFORMACIÓN
Como señala Begg, «esperamos que al hacer que el genoma de Beethoven esté disponible públicamente para los investigadores, y quizás al agregar más mechones autenticados a la serie cronológica inicial, algún día se puedan responder las preguntas restantes sobre su salud y genealogía».