Volcán Tungurahua

Las noticias falsas disparan la alarma por el volcán «Garganta de Fuego», en Ecuador

Varios medios de comunicación han avisado de un inminente y catastrófico colapso en el volcán Tungurahua a raiz de la malinterpretación de una investigación. Las autoridades y los científicos han tenido que desmentirlo

Vista del Tungurahua, que en quechua significa «Garganta de Fuego», desde la localidad de Riobamba, el 17 de diciembre de 2012 REUTERS
Gonzalo López Sánchez

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En los últimos días, del volcán Tungurahua (que en lenguas quechuas significa «Garganta de Fuego»), en Ecuador, se ha dicho que « podría colapsar », que supone un « peligro inminente » y que una anomalía hace presagiar un « devastador colapso » o un « deslizamiento descomunal ». Estas líneas resultan como poco preocupantes, puesto que cerca de 21.000 personas viven a menos de diez kilómetros del volcán.

Por suerte, esta información es rotundamente falsa , según el Instituto Geofísico de Ecuador, la autoridad que vigila la actividad volcánica del país. El origen de toda esa pólvora periodística está en un artículo que se publicará en marzo en la revista «» y que estudia las causas de la deformación de una de las laderas del gigantesco volcán, cuyas faldas se elevan hasta tres kilómetros sobre el terreno circundante.

El artículo en cuestión está firmado por James Hickey , vulcanólogo de la Universidad de Exeter (Reino Unido). Este científico ha explicado a ABC que esos titulares no reflejan las conclusiones sostenidas por su investigación: «Creo que lo que ha ocurrido es que algunos medios de comunicación se dejaron llevar y permitieron que su entusiasmo y sus asunciones se impusieran, sin ni siquiera contactar a los científicos, lo que significa que la historia se acabó exagerando », ha dicho.

«Como científicos, trabajamos muy duro para asegurarnos de que nuestro trabajo es preciso y reproducible», ha subrayado. «Por eso es muy frustante presenciar cómo éste se malinterpreta ». De hecho, a través de su cuenta de Twitter, James Hickey ha prevenido frente a las «noticias sensacionalistas retorcidas» difundidas estos días.

Y no ha sido el único. El Instituto Geofísico se vio forzado a publicar un comunicado negando que el Tungurahua estuviera ante un riesgo inminente de colapso.

«El Instituto Geofísico informa que no existen evidencias para la generación de un potencial colapso de flanco en el volcán Tungurahua», ha dicho esta institución en el comunicado . «Además, se hace un llamado a la calma y a verificar cualquier información que no sea emitida por las fuentes oficiales».

El día siguiente, el alcalde de la cercana localidad de Baños y representantes del Instituto Geofísico celebraron una rueda de prensa para desmentir las noticias falsas, tal como ha informado « Elcomercio.com ».

El Tungurahua, bajo vigilancia constante

« Mantenemos el monitoreo con sismógrafos, GPS e imágenes satelitales y técnicas», explicó Pedro Espín, vulcanólogo del Instituto Geofísico, según recoge «Elcomercio.com». «Estas nos demuestran que el volcán no tiene ninguna actividad interna. Al día se registran menos de 10 sismos que es un nivel bajo y no presenta ninguna evidencia para la generación de un colapso».

El volcán Tungurahua el 5 de marzo de 2016

Un volcán tranquilo desde 2016

El Tungurahua es un estratovolcán que se encuentra en la provincia del mismo nombre, muy cerca del centro geográfico de Ecuador. A su sombra se encuentra la pequeña ciudad de Baños, con unos 14.000 habibantes, y cuya actividad económica depende en gran medida del turismo.

Además, es uno de los volcanes más activos de Ecuador , según el Programa Global de Vulcanismo de la Institución Smithsonian . Se formó a mediados del Pleistoceno y desde entonces se ha levantado en tres ocasiones. El ultimo cono se formó después de un derrumbe ocurrido hace 3.000 años y se caracteriza por haber sufrido erupciones con potentes explosiones, flujos piroclásticos y corrientes de lava capaces de alcanzar las áreas pobladas de la base.

Entre octubre de 1999 y marzo de 2016 el volcán experimentó un periodo eruptivo de 17 años de duración que, en alguna ocasión, obligó a evacuar las localidades de los alrededores. Sin embargo, después de 2016 «el volcán se ha mantenido en un periodo de calma, que se evidencia en los diferentes parámetros de monitoreo», explica el Instituto Geofísico. «Actualmente, su actividad sísmica se caracteriza por tener menos de 10 sismos al día y no se observa deformación o actividad superficial».

El verdadero significado de la investigación

Según ha informado esta institución, el estudio de James Hickey «está basado en un episodio de deformación ocurrido en noviembre 2015», y «aclara que dicho episodio de deformación no se ha vuelto a registrar y que, a partir de los parámetros de monitoreo, el volcán no muestra hoy en día ningún cambio en su actividad ni en su estabilidad».

Por su parte, el investigador británico explica a este periódico que su investigación analiza una deformación observada en el flanco occidental del volcán en 2015 y que «puede ser explicada por el suministro de magma hasta una localización superficial bajo este flanco».

Por otra parte, cree que otra de las conclusiones destacables de su investigación es que « si hubiera un suministro de magma constante en esta región , podría generar un "estrés" en el interior del volcán capaz de contribuir a la desestabilización del flanco occidental».

Dicho en otras palabras: «Nuestro tabajo ayuda a comprender cómo el magma contribuye a la deformación, puesto que nuestro trabajo descartó otros potenciales mecanismos», ha clarificado Hickey. «Si confiamos en que el magma es el responsable de esa deformación, estaremos mejor preparados para responder a cualquier deformación que observemos en el futuro, que podría estar relacionada con una futura erupción o un deslizamiento».

Por último, ha añadido: « No soy la persona que puede comentar cuál es el riesgo en el Tungurahua . Este trabajo es llevado a cabo por el Instituto Geofísico, quien vigila el volcán 24/7». A pesar de los titulares alarmistas, todo está tranquilo en las entrañas del coloso.

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