Varados un año en el Ártico para combatir el cambio climático
El proyecto MOSAIC, en el que participan científicos del CSIC, estudiará el epicentro del calentamiento global
Un total de 600 investigadores de 19 países diferentes forman parte del proyecto MOSAIC , la expedición por el Ártico más ambiciosa de la humanidad hasta la fecha.El objetivo: conocer de primera mano el deshielo de esta región remota que, sin embargo, es el epicentro del cambio climático. El método: un buque enorme a la deriva que se quedará voluntariamente atrapado en el hielo del Océano Ártico durante un año. En este tiempo, los equipos de investigadores se irán rotando para conocer de primera mano la evolución de este ecosistema vital para el planeta.
El rompehielos Polarstern zarpaba este viernes desde el puerto noruego de Tromso en dirección noreste hacia el mar de Laptev, en la Siberia central, para adentrarse en la banquisa de hielo, y quedarse allí atrapado de forma deliberada. Una vez fijado, la nave viajará con el hielo a lo largo de una ruta conocida como deriva transpolar hacia el polo norte, lo cruzará y se dirigirá hacia el sur para desembocar en el estrecho de Fram, entre Groenlandia y el archipiélago de las Svalbard (Noruega), entre 12 y 14 meses después. Se trata de la expedición científica más larga jamás realizada por el Ártico y que permitirá conocer más información acerca de cómo el cambio climático acecha al hielo, que según algunas estimaciones podría desaparecer en los veranos a partir de 2025 o 2030.
Participación española
Entre todos los investigadores se encuentran tres equipos españoles. Desde el Instituto de Ciencias del Mar, un grupo liderado por Carolina Gabarro estudiará la masa y el grosor del hielo marino mediante mediciones vía satélite. Los científicos desplegarán un novedoso radiómetro de microondas, montado sobre un trineo, que permitirá medir el espesor del hielo durante todo el año . «Se podrán mejorar los modelos de transferencia radiativa del hielo marino y la nieve para lograr estimaciones más fiables del espesor del hielo desde los satélites», explica. «Es muy importante entender qué esta pasando y ver cómo evolucionará, por lo que científicos de tan diferentes ámbitos y durante tanto tiempo trabajen en este proyecto es muy importante», señala.
También participa el Instituto de Ciencias del Mar. En su representación, el investigador del CSIC Manuel Dall’Osto viajará a bordo del Polarstern entre julio y septiembre de 2020 para realizar mediciones atmosféricas y estudiar el impacto de la vida marina en la formación de las nubes. «Sin nubes tendríamos una Tierra mucho más cálida. Pero no entendemos suficientemente bien cómo se forman y se destruyen », explica. Así, intentará encontrar la conexión de tipo biológico y las nubes, como qué tipo de plancton favorece más su formación y en qué regiones del océano esta relación es más importante.
El tercer equipo español pertenece al Instituto de Ciencias del Espacio (ICE-CSIC) y al Instituto de Estudios Espaciales de Cataluña (IEEC) y analizará la interacción entre el hielo marino y las señales de navegación transmitidas desde satélite (como los GPS).
Los primeros resultados de la expedición podrían estar en los próximos meses, si bien no habrá que esperar demasiado para conocer los resultados globales: «El equipo internacional se ha propuesto liberar toda la información en un plazo no superior a dos años para que toda la comunidad científica tenga acceso», afirma Gabarro.