Tabby: La estrella más misteriosa del Universo
El astrofísico Héctor Socas explica la historia de KIC 8462852, una estrella famosa por mostrar un extraño comportamiento que algunos explicaron con la presencia de una megaestructura alienígena
Ahí arriba, en la constelación del Cisne, hay una estrella que está haciendo cosas muy raras. Desde su sorprendente descubrimiento hace unos meses, KIC 8462852 ha saltado a la fama (en el estrellato ya estaba). En muchos medios de comunicación, un torrente de artículos sensacionalistas nos hablan de extraterrestres y megaestructuras alienígenas . Éste no es uno de esos artículos. Aquí haremos un breve repaso, desde una perspectiva rigurosamente científica , al verdadero misterio que encierra la Estrella de Tabby , que así se ha dado en conocer informalmente en honor a su descubridora.
Esquema de una esfera de Dyson, una hipotética estructura construida en torno a una estrella para aprovechar su energía- Vedexent Si bien los científicos están (estamos) intentando apagar el incendio de la hipótesis alien, lo cierto es que esta estrella es tan misteriosa que tampoco se descarta del todo esta explicación. Como en cualquier otro ámbito de la vida, hasta que no sepamos lo que es, podrían ser extraterrestres.
En una entrevista para nuestra tertulia radiofónica de Señalyruido.com, la propia Tabby nos hacía una revelación en exclusiva: «¿Sabes una cosa muy intrigante? Si estos eventos son periódicos (y no sabemos si lo son porque sólo hemos observado dos, pero si lo fueran), entonces lo que sea que esté produciendo la ocultación estaría en la zona de habitabilidad de la estrella». ¡Fascinante! La zona de habitabilidad es el rango de distancias a una estrella en la que los científicos esperan que se pueda encontrar la vida. Ni muy cerca, donde hace demasiado calor, ni muy lejos, donde hace demasiado frío. La zona de habitabilidad es la distancia justa donde la superficie de un planeta podría albergar agua líquida.
Una explicación poco probable
¿Hay alienígenas en la Estrella de Tabby? Jason Wright, el hombre que prendió fuego a la mecha, confiesa en su blog que no le parece que sea la explicación más probable. «La de los cometas, aunque no creo que sea la explicación correcta, me parece bastante más plausible», dice. Aun así, mientras no se resuelva el misterio tampoco se puede descartar.
Muchos investigadores están trabajando en obtener nuevos datos. Bradley Schaefer, también de Pennsylvania State, publicó un estudio con placas fotográficas antiguas en el que afirmaba que la Estrella de Tabby había estado disminuyendo gradualmente su brillo en un 20% durante los últimos cien años. Este dato es muy chocante y, de ser cierto, añadiría más misterio al asunto.
Las estrellas decentes no hacen esto. Sin embargo, muchos investigadores (como el que suscribe) pensamos que el artículo de Schaefer presentaba lagunas importantes en el tratamiento de datos. No tardó mucho en aparecer un artículo respuesta firmado por Michael Hippke (de Rochester) y colaboradores, poniendo de manifiesto sus deficiencias y cuestionando el resultado de que la estrella se ha oscurecido un 20% en el último siglo.
El misterioso oscurecimiento
La réplica de Schaefer fue un furibundo ataque en un blog de internet, con insinuaciones de que Hippke no tenía la experiencia necesaria para entender el análisis de placas fotográficas. Tristemente, la agria polémica había salido de la literatura científica para saltar al ruedo de la internet. Es el equivalente científico a «eso no me lo dices en la calle». Para añadir más leña al fuego de la polémica, Michael Lund (Vanderbilt University) y colaboradores publican a continuación otro estudio cuestionando la validez del análisis de Schaefer (conviene, sin embargo, notar que Hippke y Lund son colaboradores).
Parece, entonces, que no está claro que realmente la estrella de Tabby se haya venido oscureciendo a lo largo del siglo. Cuando menos es un resultado controvertido. Y así estaba la situación hasta que hace unas semanas aparecieron nuevos datos en el servidor de «preprints» de astrofísica Arxiv.org. El trabajo, firmado por Montet y Simon, afirma que la Estrella de Tabby se ha oscurecido un 3% durante los últimos 4 años.
En este caso las observaciones no son de antiguas placas fotográficas sino de la propia sonda Kepler. Quise conocer la opinión de Tabby sobre este nuevo estudio, ya que aún se trata de un preprint que no ha pasado el filtrado del arbitraje científico. «Es bueno», me contestó. «Antes de subirlo a ArXiv nos lo enviaron a mí y otros colegas. He tenido ocasión de revisarlo y creo que es un análisis correcto y adecuado». ¿Entonces? ¿Cómo podemos cuadrarlo con el resto? «Francamente», nos dijo Tabby en comentarios para Señalyruido.com, «no tengo ni idea de WTF está pasando ahí arriba» (sustituya el lector el WTF inglés por su improperio favorito).
Llegan los refuerzos
Este comentario tan cuerdo y humilde resume perfectamente el estado de nuestro conocimiento actual sobre KIC 8462852. Pero, como en las viejas películas del oeste, cuando la situación parece más desesperada llegan los refuerzos. Tabby ha conseguido (otra vez) el apoyo ciudadano en una iniciativa de «crowdfunding» para comprar tiempo de observación en una red privada de telescopios. Con estos telescopios de tamaño intermedio se va a monitorizar continuamente la estrella. Y cuando vuelva a ocurrir el extraño evento, entrarán en juego los grandes supertelescopios (como nuestro Gran Telescopio Canarias), armados con una batería de espectrógrafos, polarímetros y otros instrumentos avanzados, listos para apuntar de inmediato. Mi apuesta es que en los próximos meses, puede que años, tendremos nuevos datos con los que acabaremos resolviendo el enigma. Es muy apropiado que esta película, que empezó con ciencia ciudadana, llegue a su desenlace trambién a través de la iniciativa popular. Encontraremos extraterrestres o física nueva. En el peor de los caso, aprenderemos algo nuevo. En el mejor, cambiará para siempre la historia de la Humanidad.
Héctor Socas Navarro es investigador en el Instituto Astrofísico de Canarias (IAC)
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