El sapo que se disfraza de víbora mortal para evitar ser devorado

Este anfibio de África central es el primero conocido que adquiere el aspecto y el comportamiento de una serpiente

El sapo del Gabón, que se cree imita a una víbora Konrad Mebert

ABC Ciencia

El sapo gigante congoleño , un premio del tamaño de una hamburguesa con queso para cualquier depredador, ha desarrollado una ingeniosa habilidad para evitar convertirse en cena. Es capaz de imitar a la víbora del Gabón , mortalmente venenosa y una de las más grandes de África, para que cualquiera que se le acerque con malas intenciones cambie de idea.

«Nuestro estudio se basa en diez años de trabajo de campo y en la observación directa de investigadores que tuvieron la suerte de ver el comportamiento del sapo de primera mano. Estamos convencidos de que este es un ejemplo de mimetismo batesiano , donde una especie inofensiva evita a los depredadores fingiendo ser una peligrosa o tóxica», dice Eli Greenbaum, de la Universidad de Texas en El Paso (EE.UU.).

Víbora del Gabón C. T.

Los investigadores hicieron comparaciones entre la apariencia del sapo ( Sclerophrys channingi ), que se encuentra en las selvas tropicales de África central, y la víbora venenosa y de largos colmillos ( Bitis gabonica ), que está más extendida por África central, oriental y meridional. Utilizando especímenes vivos capturados en el medio silvestre y cautivos, descubrieron que el patrón de color y la forma del cuerpo del sapo son similares a la cabeza de la víbora. Lo más llamativo son dos manchas de color marrón oscuro y una franja del mismo tono que se extiende por el lomo del sapo, la forma triangular del cuerpo, una demarcación aguda entre el dorso y los flancos de color marrón oscuro, y la piel extraordinariamente lisa de la especie para un sapo. Debido a que la víbora del Gabón es capaz de causar picaduras mortales, los posibles depredadores probablemente eviten a los sapos de aspecto similar para asegurarse de no cometer un error letal.

Comparación del sapo, a la izquierda, y la víbora, desde una perspectiva aérea Colin Tilbury

Silbido de advertencia

Según explican los autores en la revista «Journal of Natural History» , las imitaciones no son exclusivamente visuales. Si una víbora del Gabón se siente amenazada, a menudo inclinará su cabeza y emitirá un largo y fuerte silbido de advertencia antes de que realmente ataque. Del mismo modo, el herpetólogo congolés Chifundera Kusamba observó que el sapo emitía un silbido parecido al sonido del aire que se liberaba lentamente de un globo. Y otros testigos han visto al sapo ladear igualmente su cabeza.

La parte final de la suplantación es obtener la ubicación correcta. Incluso la mejor impresión solo funcionará si los depredadores de la especie inofensiva están familiarizados con la venenosa. Los investigadores compararon el rango geográfico del sapo y la víbora en la República Democrática del Congo (RDC) y descubrieron que el sapo gigante congoleño no parece existir en áreas donde la víbora está ausente. Los investigadores identificaron once ubicaciones en las selvas tropicales orientales donde el rango de ambas especies se superpone.

Al parecer, el anfibio y el reptil evolucionaron por primera vez aproximadamente al mismo tiempo en el Plioceno temprano, hace unos 4 o 5 millones de años. Por su apariencia, comportamiento y distribución geográfica superpuestos, probablemente coevolucionaron juntos, lo que respalda aún más la hipótesis de la mímica.

Marcas distintivas

«Dado el tamaño relativamente grande y, por lo tanto, el valor calorífico de este sapo en comparación con otras especies, sería una presa tentadora para una gran variedad de depredadores, incluidos primates y otros mamíferos, lagartos, serpientes y pájaros», dice Kusamba, del Centro de Investigación en Ciencias Naturales (RDC). «Muchos de estos depredadores usan la visión para encontrar a su presa, y debido a que la víbora es mortalmente venenosa, probablemente reconocen las marcas distintivas y contrastadas desde una distancia considerable y evitan al sapo debido a ellas, recibiendo un siseo amenazante si la apariencia no les disuade».

Quizás los ejemplos más conocidos de mimetismo batesiano se encuentran entre las mariposas, donde alrededor de una cuarta parte de más de 200 especies Papilio cola de golondrina (inofensivas) imitan a otras especies tóxicas. Otros ejemplos del reino animal incluyen peces cometa que engañan a los depredadores haciéndoles creer que su cola es la cabeza de una morena, la lagartija galliwasp brasileña que imita un milpiés tóxico y tiburones cebra que adoptan la coloración y los movimientos ondulantes de las serpientes marinas venenosas. Muchas serpientes inofensivas imitan a las venenosas, y algunas orugas, lagartijas sin patas e incluso las aves pueden hacerlo. Sin embargo, el estudio actual es el primero en identificar un anfibio que imita a una serpiente venenosa.

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