¿A quién debemos el uso de la coma para separar los decimales?

El separador decimal hizo su aparición por vez primera a finales del siglo XV, pero a lo largo de su corta vida ha sufrido numerosas modificaciones

El Sistema Internacional de Unidades admite los dos separadores decimales, tanto el punto como la coma Adobe Stock

Pedro Gargantilla

Un número decimal es, por definición, un número no entero que tiene una parte decimal. En otras palabras, cada número decimal tiene una parte entera y una parte decimal separadas por… ¿una coma o un punto?

El Sistema Internacional de Unidades admite, actualmente, los dos separadores decimales, tanto el punto como la coma, especificando que se deben escribir en la parte inferior de la cifra. La mayor parte de los países europeos prefieren la coma, con la excepción del Reino Unido, que utiliza el punto decimal.

Por su parte, las Academias de la Lengua recomiendan en la página 666 de la Ortografía el punto, con el fin de “promover un proceso tendente a la unificación”.

Las civilizaciones antiguas no usaban números decimales por lo que no había necesidad de preocuparse por qué tipo de separador decimal había que utilizar. Parece ser que su origen se debe al italiano Francesco Pellos , que empleó el punto para separar la parte decimal de la entera. Corría el año 1492.

En 1579 el matemático francés Francois Viéte , en su obra “Canon”, decidió cambiar la grafía y emplear, en lugar del punto, una coma como separador decimal. La controversia estaba servida y los científicos empezaron a opinar.

Para complicarlo aún más, el matemático belga Simon Stevin (1548-1620) introdujo un nuevo sistema para referirse a los números decimales. Donde nosotros escribimos 10.45, Stevin escribía: 10 (0) 4(1) 5(2), simbolizando 10 unidades, 4 décimas y 5 centésimas.

Al igual que las cifras enteras representan unos valores según su posición –potencias de diez- los decimales se representaban con este sistema como fracciones inversas de las potencias de diez.

Algún tiempo después el matemático suizo Jobst Bürgi (1552-1632) decidió simplificar el proceso eliminando la mención al orden que ocupaba la cantidad y separando los decimales con el signo “º”. En el caso de 10.45 se escribiría como 10º45.

Afortunadamente, en 1617 el matemático escocés John Napier (1550-1617), barón de Merchiston, puso orden en todo este galimatías y retornó a la primigenia idea de usar el punto y la coma, lo hacía de forma indistinta. Sin embargo, en sus célebres tablas de logaritmos Neper usaba el punto decimal.

La imposición de la coma

El matemático, Gottfried Leibniz (1646-1716), el inventor del cálculo diferencial propuso la coma como separador decimal. Este teutón no pretendía llevar la contraria al escocés, simplemente defendía reservar el punto para representar el signo de multiplicación en lugar de la “x”, una letra que utilizaba para referirse a la incógnita.

En el siglo XVII la propuesta de Leibniz triunfó entre los matemáticos y la mayoría de los países de la Europa continental empezaron a utilizar la coma, mientras que en las islas británicas se optó por el punto, probablemente por influencias de Napier.

Para terminar una curiosidad, Napier no era matemático, sino un estudioso de la teología, que era lo que acaparaba la mayor parte de su vida, en especial la exégesis del Apocalipsis. Fueron sus estudios sobre este libro los que le llevaron a predecir el fin del mundo en 1668 o en 1700. Una buena noticia, se equivocó.

M. Jara

Pedro Gargantilla es médico internista del Hospital de El Escorial (Madrid) y autor de varios libros de divulgación.

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