Los perros ya nacen preparados para entendernos
Un nuevo estudio destaca la capacidad innata de los cachorros para entender nuestras indicaciones

«Solo le falta hablar». Los dueños de perros pueden parecer un poco exagerados cuando se refieren a las capacidades de sus mascotas, pero la ciencia les da en buena parte la razón. Los canes tienen una capacidad asombrosa para interactuar con las personas ... . Podría pensarse que les entrenamos para ello, pero un nuevo estudio publicado recientemente en la revista 'Current Biology' afirma que esta habilidad está presente en los cachorros prácticamente desde el nacimiento . Eso sí, algunos llegan al mundo más dotados que otros en función de su genética.
Noticias relacionadas
«Los cachorros están preparados biológicamente para interactuar socialmente con los humanos», asegura Emily Bray, de la Escuela de Antropología de la Universidad de Arizona (Tucson, EE.UU.) y autora principal del estudio. La investigadora lleva un década estudiando cómo piensan y resuelven problemas los perros. Su objetivo es identificar cuáles pueden ser mejores para acompañar a personas con discapacidades físicas.

Bray y sus colaboradores observaron cómo 375 de cachorros de unas 8 semanas destinados a los usuarios de Canine Companions, una organización con sede en California que proporciona perros de servicio, se desempeñaban en un serie de tareas desarrolladas para medir sus capacidades de comunicación social. Entre ellos había ejemplares de golden retriever y labrador retriever, siendo la mayoría cruces entre las dos razas. En el momento del estudio, los cachorros aún vivían con sus compañeros de camada. Sus interacciones con los humanos habían sido limitadas, por lo que era poco probable que hubieran aprendido los comportamientos.
«Mira qué lindo eres»
Los cachorros participaron en cuatro tareas diferentes. En la primera, un investigador escondía una golosina debajo de una de dos tazas volcadas y la señalaba para ver si el animal podía seguir el gesto. Para asegurarse de que los cachorros no olfatearan el premio, también se pegó una golosina en el interior de ambas tazas. En otra versión de la prueba, los cachorros observaron cómo los investigadores colocaban un bloque amarillo junto a la taza correcta, en lugar de señalar, para indicar dónde deberían buscar el alimento.
Las otras dos tareas fueron diseñadas para observar la propensión de los cachorros a mirar rostros humanos. En una de ellas, los investigadores les hablaron con el tipo de voz aguda que la gente utiliza a veces cuando habla con un bebé. Les dijeron frases del tipo «¡Hola cachorro! ¿Eres un buen cachorro? Sí, lo eres. Mira lo lindo que eres. Mira esos ojos grandes y orejas caídas. ¿Te gusta jugar?». Luego midieron cuánto tiempo el cachorro mantuvo una mirada fija en el humano. En la tarea final, llamada 'tarea sin solución', los investigadores sellaron una golosina dentro de un recipiente cerrado y se lo presentaron al perro. Después, midieron la frecuencia con la que este buscaba ayuda para abrir el recipiente.
Si bien muchos de los cachorros respondieron a las señales físicas y verbales de los humanos, muy pocos buscaron ayuda humana con la tarea sin solución. Eso sugiere que, si bien pueden nacer sabiendo cómo responder a la comunicación iniciada por humanos, la capacidad de iniciar esa comunicación por sí mismos puede llegar más tarde.
«En estudios de perros adultos, encontramos una tendencia a buscar ayuda en los humanos, especialmente en comparación con los lobos. Los lobos van a persistir y tratarán de resolver los problemas de forma independiente, mientras que los perros son más propensos a buscar la ayuda del interlocutor social», explica Bray. «En los cachorros, este comportamiento de búsqueda de ayuda todavía no parecía formar parte de su repertorio», añade.
A su juicio, los resultados reflejan en muchos sentidos lo que vemos en el desarrollo de los niños humanos. «Si piensas en el aprendizaje de idiomas, los niños pueden entender lo que les estamos diciendo antes de que puedan producir físicamente las palabras», apunta. Con los cachorros, «la historia es similar; ellos están entendiendo lo que se les está transmitiendo socialmente, pero la producción de esto probablemente llevará un poco más de tiempo, en términos de desarrollo».
La clave, en los genes

Los experimentos también encontraron que más del 40% de la variación en la capacidad de un cachorro para seguir la señal con el dedo de un humano se explica por los genes que han heredado. Lo mismo ocurre con la variación en el comportamiento de la mirada durante una tarea. «Son números bastante altos, muy parecidos a las estimaciones de la heredabilidad de la inteligencia en nuestra propia especie», dice Bray. «Todos estos hallazgos sugieren que los perros están preparados biológicamente para comunicarse con los humanos», concluye.
Según la investigadora, estas capacidades innatas pudieron adquirirse durante la domesticación de los perros, de forma que los ejemplares con una propensión a comunicarse con nuestra propia especie podrían haber sido seleccionados entre las poblaciones de lobos que dieron origen a los perros.
El siguiente paso de los investigadores será identificar algunos de los genes específicos que contribuyen a estos comportamientos. Actualmente están recolectando datos cognitivos y muestras de sangre de perros adultos y planean realizar un estudio de todo el genoma, con el objetivo de identificar marcadores genéticos asociados con estos comportamientos sociales.
También harán un seguimiento de los cachorros para ver si el desempeño en cualquiera de las tareas sociales evaluadas a las ocho semanas predice que se conviertan en buenos perros de servicio. Además de comprender la genética, también esperan explorar cómo diferentes aspectos del entorno temprano de un perro podrían influir en sus habilidades cognitivas y sociales.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete