Pasan un año aislados en un volcán de Hawái simulando vivir en Marte
El experimento, en el que han participado tres hombres y tres mujeres, pretende recrear las exigencias extremas de la vida en el Planeta rojo
Parece un «reality» televisivo. Seis personas, tres hombres y tres mujeres, confinados en una cúpula de once metros de diámetro y seis de altura, han permanecido aislados durante un año , con la excepción de algunas comunicaciones por audio, vídeo e internet con el exterior. La experiencia es en realidad un extenso estudio para comprobar las exigencias extremas de una vida en Marte , una de las aspiraciones de la exploración espacial. El objetivo no era tanto la simulación de la supervivencia, sino identificar otro aspecto fundamental: cómo el aislamiento y la falta de privacidad en un pequeño grupo puede afectar a sus miembros.
El experimento HI-SEAS , en el que participa la NASA y la Universidad de Hawái, se ha realizado en las laderas del volcán inactivo Mauna Loa, en Hawái, un paisaje árido de lava rojiza a 2.500 metros sobre el nivel del mar que recuerda al del Planeta rojo. Finalizó el pasado domingo, cuando los científicos voluntarios salieron por fin al exterior sin sus trajes espaciales después de su encierro de 365 días. «Estoy muy emocionado por tener sensaciones como caminar al aire libre, encontrarme con extraños y comer productos frescos», reconocía el astrobiólogo francés Cyprien Verseux después de pasar tantas privaciones.
En el hábitat que utilizaban como vivienda, los astronautas dedicaban sus días a realizar experimentos de agricultura y química, además de emplearse de forma constante en el mantenimiento de la cúpula, incluidos trabajos de electricidad y fontanería, que en el Planeta rojo serían fundamentales para la supervivencia. En el interior de la cúpula no experimentaban cambios estacionales y de vez en cuando sus ocupantes salían al exterior para realizar investigaciones de campo, siempre con trajes espaciales.
«Una misión a Marte es realista»
A pesar de todas las vicisitudes, los voluntarios se mostraron satisfechos con los resultados de la convivencia. «Una misión a Marte es realista en el futuro cercano», asegura Verseux. «Los problemas técnicos y psicológicos se pueden superar». El equipo también incluye un físico alemán y cuatro estadounidenses: piloto, arquitecto, médico y periodista, y científico especializado en suelos.
El hábitat estaba equipado con una cocina, dos baños, una ducha y un área de ejercicio. Unidos a la construcción principal había un laboratorio y un taller. Cada miembro del equipo tenía su pequeña habitación, con espacio para una cama y un escritorio. Por fortuna, ninguno de ellos resultó gravemente herido o enfermo, por lo que nadie tuvo que ser evacuado.
Una de las preocupaciones de la NASA es aprender sobre la cohesión y la evolución psicológica de personas que participan en misiones aisladas y extremas como los viajes espaciales, donde el estrés y el peligro real son continuos, antes de enviar astronautas a Marte , un logro que se espera conseguir en la década de 2030.
Noticias relacionadas