ANÁLISIS
Más limitaciones que logros
César Nombela, Catedrático de Microbiología de la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense analiza la investigación que ha logrado eliminar una enfermedad hereditaria al manipular embriones con la edición genética CRISPR
La tecnología CRISPR-Cas , «bisturí enzimático» cuyo fundamento fue descubierto por el alicantino Mojica, permite actuar en puntos concretos del genoma. También en células humanas, con su ADN de 3.000 millones de nucleótidos organizados en 23 pares de cromosomas. Cortar la cadena por cualquiera de esos millones de eslabones está bien resuelto. Unir los fragmentos resultantes, con la modificación que proceda, es mucho más difícil, tiene un resultado más incierto.
«El grupo de Mitalipov da un paso no exento de reservas éticas»
El grupo de Mitalipov da un paso no exento de reservas éticas, porque implica la construcción masiva de embriones humanos in vitro con propósitos exclusivamente experimentales. Los investigadores manejan la técnica con precisión; pero los resultados ponen de manifiesto más limitaciones que logros desde el punto de vista de la aplicación práctica.
Corregir con seguridad mutaciones genéticas en embriones humanos sería posible solamente si el embrión es heterocigótico para la mutación, es decir si es portador de una copia correcta del gen mutado que sirve de molde para corregir el gen defectuoso. Pero, la selección embrionaria mediante diagnóstico preimplantatorio (que también suscita reservas éticas) ya permite evitar embriones con mutaciones.
Es de interés la observación de que en la etapa embrionaria potencia la reparación de DNA mediante recombinación homóloga. Opino que el reto sigue siendo la terapia génica de patologías mediante la corrección de defectos genéticos, por CRISPR-Cas sin afectar a otros genes diferentes del mutado.
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