Lecciones del encierro de Pamplona para evitar una catástrofe
La carrera de los sanfermines es un laboratorio único donde conocer cómo una multitud huye ante el peligro

Además de ser la carrera con toros más popular de España y una atracción turística internacional, el encierro de Pamplona (lleva dos años sin celebrarse a causa de la pandemia) es un laboratorio único del comportamiento humano. Allí uno puede observar qué ocurre cuando las personas corren juntas para huir del peligro y salvar sus vidas . Fijándose en esta fiesta, un nuevo estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) ha encontrado hasta qué punto puede estar concurrido un lugar y a qué velocidad pueden correr las personas antes de comenzar a tropezar y caerse. Es decir, antes de que comience el caos. Los hallazgos pueden ayudar a mejorar los planes de evacuación ante una catástrofe -por ejemplo, una amenaza terrorista o un incendio en un concierto multitudinario- o a diseñar edificios más seguros.
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«Lo he tenido delante 25 años y no he sabido verlo». Iker Zuriguel, físico de la Universidad de Navarra, es experto en sistemas complejos. Desde hace una década estudia cómo se mueven los granos de arena e incluso las ovejas y los peatones, siempre en entornos controlados. Por eso, cuando Daniel Parisi, del Instituto de Tecnología de Buenos Aires, le dijo que quería medir el encierro en los sanfermines de 2019, fue bastante escéptico. Pensó que la carrera es demasiado aleatoria y que cada día las condiciones son diferentes. Pese a todo, Parisi decidió seguir adelante y alquiló dos balcones donde colocó cámaras durante un par de días para seguir a los corredores. «Al año apareció con los resultados y me arrepentí. Me dio una lección. En ciencia nunca se puede dar nada por supuesto. ¡Los resultados eran superinteresantes!», reconoce el navarro.
El peligro de una estampida
Fue entonces cuando Zuriguel y su colega Ángel Garcimartín se unieron al equipo y empezaron a analizar los números del estudio. El encierro «es una situación única. Normalmente, no puedes medir nada parecido, porque no sabes cuándo va a ocurrir un desastre, cuándo la gente va a ponerse a correr por una adversidad», explica. La única diferencia, añade, es que los corredores del encierro «esperan al toro, esperan al peligro. En una discoteca, hay una emergencia y la gente huye. Pero eso permite alcanzar velocidades muy altas y densidades muy altas al mismo tiempo».
Y precisamente ahí está la clave de su artículo, porque han encontrado algo que va contra la lógica conocida. Tanto en el tráfico de automóviles como en el movimiento de los peatones, cuanto mayor es la densidad menor es la velocidad. Lo sabe cualquiera que regrese del puente festivo en coche o camine por una calle comercial un sábado antes de Navidad. Pero en este experimento pasa al revés, a mayor densidad, mayor velocidad, porque los corredores esperan al toro y se ponen a correr cuando llega. «Esto hace que tengamos una situación muy interesante para analizar las caídas», explica.
Lo que los investigadores caracterizaron es hasta qué punto un grupo puede ser concurrido y qué velocidad puede alcanzar antes de que empiecen a sucederse las caídas. En concreto, registraron más de veinte durante los dos días que duró el experimento. Desde el inicio de la tradición del encierro en 1910 se han contabilizado cientos de heridos, muchos de ellos por caídas. Y han fallecido 16 personas, la mayoría por cornadas.
«Un riesgo alto de caídas significa muertes. Es lo que pasó hace poco en un concierto en Houston tras una estampida, en la que murieron ocho personas», apunta Zuriguel, quien considera que cuatro personas por metro cuadrado ya es una densidad muy alta. «Pero no es un parámetro único, la cuestión es que echen a correr», puntualiza.
Evacuar un concierto
Los hallazgos podrían ayudar a los investigadores a modelar mejores formas de evacuar grandes multitudes , como las que se reúnen en un concierto, por cualquier eventualidad, como un incendio o un ataque terrorista. «Los modelos que hay ahora para evacuar edificios no contemplan caídas. Eso es un desastre. Son modelos basados en medidas en una situación de calma. Y el problema se produce cuando la gente quiere salir rápido y empiezan a ocurrir las caídas», dice el físico. También para evitar estampidas en manifestaciones, que pueden acabar de forma trágica.
Ante estas situaciones, según el coautor del estudio, «hay que mantener la calma, lo mismo que nos decían en el colegio cuando hacíamos un simulacro de evacuación». Pero lo mejor que puede ocurrir es que exista «una buena coordinación de los agentes de seguridad, con alguien que controle la situación con ciertos conocimientos de dinámica de multitudes». Entre las medidas útiles que se pueden tomar, dividir en cuadrantes los grandes recintos con barreras sólidas para evitar estampidas. «Son medidas sencillas, pero piensa que hace años ni se tenía en cuenta que las puertas de bares y discotecas tenían que abrir hacia fuera en vez de hacia dentro», recuerda el investigador. Él nunca ha corrido el encierro, pero muchos de sus amigos sí. «Y todos los corredores saben que las caídas son parte del peligro».