Del inventor del autogiro al descubridor de la neurona: los científicos que desaparecen de los Premios Nacionales de Investigación
Juan de la Cierva, Santiago Ramón y Cajal, Gregorio Marañón o Leonardo Torres Quevedo son algunos de los nombres que se perderán en los galardones más prestigiosos de la ciencia española
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En el año 2000, los Premios Nacionales de Investigación se ampliaron de tres a diez categorías, nombrándose en honor de una decena de científicos y pensadores españoles que con sus ideas y acciones llevaron el nombre de España más allá de nuestras propias fronteras. Ahora, dos décadas después, el actual Gobierno ha decidido que los galardones pasen a tener nombres más genéricos y se elimine el homenaje a estas ilustres figuras. ¿Quiénes fueron estos pioneros y por qué su nombre está ya escrito en la historia incluso aunque desaparezca de estos premios ?
Enrique Moles
En honor de este farmacéutico, químico y físico español se nombró el Premio Nacional de Investigación en Ciencia y Tecnología Químicas. Enrique Moles (1883-1953), considerado el padre de la química moderna en España, investigó acerca de la determinación de las masas atómicas de los elementos por medio del método de las densidades límite de los gases, aunque también se ocupó de otras materias, como la determinación de los volúmenes moleculares. Esto le valió los premios internacionales Cannizzaro, Van't Hoff y Solvay. Se le atribuyen 262 publicaciones científicas, muchas de ellas en los Anales de la Sociedad Española de Física y Química.
Alejandro Malaspina
Nacido en Italia e hijo del marqués Carlo Moreno, Alejandro Malaspina (1774-1810) ingresó en la Marina Real española con tan solo 20 años, poniéndose al servicio de España casi el resto de su vida. Él, junto a su colega José de Bustamante y Guerra, propone al Gobierno español organizar una expedición político-científica con el fin de visitar las posesiones españolas y otros territorios de América, Asia y Oceanía. Este viaje se conocería como expedición Malaspina. La expedición zarpó de Cádiz el 30 de julio de 1789 y regresó el 21 de septiembre de 1794, habiendo generado un ingente patrimonio de conocimiento sobre Historia natural, cartografía, etnografía, astronomía, hidrografía, medicina, así como sobre los aspectos políticos, económicos y sociales de estos territorios. En su honor se bautizó el premio Nacional de Investigación en Ciencias y Tecnologías de los Recursos Naturales.
Julio Rey Pastor
El matemático Julio Rey Pastor (1888-1962) bautiza el Premio Nacional de Investigación en Matemáticas y Tecnologías de la Información y las Comunicaciones. Uno de los fundadores de la Sociedad Matemática Española (precursora de la RSME ), Rey Pastor investigó en el terreno de la geometría algebraica sintética, y geometría proyectiva superior. Trató el estudio sintético de curvas, incorporando grupos de transformaciones y axiomática. Con la creación en 1915 del Laboratorio y Seminario Matemático, trabajó sobre historia de la matemática (sobre todo centrado en matemáticos españoles), geometría sintética real y compleja, representación conforme, teoría de Galois y métodos numéricos.
Juan de la Cierva
Ingeniero de caminos, canales y puertos, además del famoso inventor del autogiro -precursor del helicóptero-, Juan de la Cierva (1895-1936) daba nombre al Premio Nacional de Investigación en Transferencia de Tecnología. Además, también lleva su nombre uno de los programas de becas postdoctorales más importantes de España que el actual Ministerio de Ciencia se está planteando rebautizar debido a los nuevos cambios en la Ley de Ciencia.
Gregorio Marañón
El Premio Nacional de Investigación en Medicina estaba dedicado al médico internista, científico, historiador, escritor y pensador español Gregorio Marañón (1887-1960). Marañón escribió el primer tratado de medicina interna en España y su obra 'Manual de diagnóstico etiológico' (1946) fue uno de los libros de medicina más difundidos en todo el mundo por su enfoque en el estudio de las enfermedades y por sus inéditas aportaciones clínicas.
Santiago Ramón y Cajal
El Premio Nacional de Investigación en Biología llevaba el nombre de Santiago Ramón y Cajal (1852-1934). Considerado por muchos como el padre de la neurociencia moderna , fue el primero en demostrar que el sistema nervioso no era una red, sino que estaba formado por neuronas que no se tocaban entre sí, sino que 'hablaban' por medio de impulsos eléctricos, una idea que le valió el Premio Nobel de Medicina. Pero él también fue pionero en la descripción de las diez sinapsis que componen la retina y maestro de toda una generación de científicos españoles.
Leonardo Torres Quevedo
En honor del ingeniero de caminos y matemático Leonardo Torres Quevedo (1852-1936) se bautizó el Premio Nacional de investigación en Ingeniería. Inventor incansable, se le puede considerar como uno de los precursores en el campo de la cibernética tras idear el Telekino -un autómata de mando a distancia que, utilizando ondas electromagnéticas y morse, ejecuta las órdenes que se le envían por telegrafía sin hilos-, el Autómata Ajedrecista -la primera máquina de tipo electromecánico que juega al ajedrez y constituye una de las primeras manifestaciones de inteligencia artificial- y el Aritmómetro Electromecánico -una suerte de calculadora digital con tecnología de relés usada en los antiguos teléfonos-.
Pascual Madoz
El Premio Nacional de Investigación en Derecho, Ciencias Económicas y Sociales recibía el nombre de Pascual Madoz (1806-1870). Ministro de Hacienda durante el bienio progresista, presidiría en 1868 el Consejo de Ministros de España y la Junta Provisional Revolucionaria tras la caída de Isabel II. Es recordado por la desamortización de 1855, a la que dio nombre, y por su Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar. Esta obra es una muy importante referencia para las consultas de geógrafos, historiadores, arqueólogos e investigadores varios. Entre otros datos, contiene interesante información sobre ruinas, restos y posibles yacimientos arqueológicos, con la descripción que en esos tiempos se hizo de todo lo que había.
Ramón Menéndez Pidal
Ramón Menéndez Pidal (1869-1968) fue un filólogo, historiador, folclorista y medievalista español en cuyo honor se otorga el Premio Nacional de Investigación en Humanidades. Creador de la escuela filológica española, fue un miembro erudito de la generación del 98. Su reputación como filólogo fue creciendo a partir de 1895, cuando ganó el concurso convocado por la Real Academia Española -en la que más tarde ocuparía la silla b- sobre el poema de Mio Cid, pero fue decisiva la excelente acogida que tuvo entre los más reputados filólogos europeos, al año siguiente, la publicación de su primer libro, 'La leyenda de los infantes de Lara', en que demostraba la existencia en España de una poesía épica nacional. A partir de ahí comenzó un excelso legado en el que destacan 'Manual elemental de gramática histórica española', una de sus obras más reeditadas, o 'La España del Cid'.
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