¿Por qué huele a almizcle antes de una tormenta?
La geosmina bacteriana es un estupendo predictor de la llegada de la lluvia
Todos hemos percibido en más de una ocasión el típico olor que origina la lluvia cuando cae, especialmente, después de un largo tiempo de sequía, a pesar de que el agua de lluvia carece de olor en sí misma. A ese olor característico, almizclado y fresco, se le conoce como 'petricor'. Etimológicamente este vocablo deriva del griego 'petros', piedra, e 'ikhor', fluido etéreo.
Y es que para los antiguos griegos 'ikhor' era la sangre de los dioses. Estaban convencidos de que por las venas de sus divinidades corría 'ikhor' en lugar de sangre.
En 1964 un grupo de investigadores australianos documentaron por vez primera el proceso químico que causa el petricor, le desprendieron de todo tinte mitológico y llegaron a la conclusión de que era una combinación de compuestos químicos aromáticos, entre los que se encontraban aceites esenciales de las plantas y una sustancia secretada por actinobacterias conocida como geosmina.
El perfume de la tierra
En la década de 2010 científicos del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) dieron un paso más allá al estudiar la mecánica del proceso. Descubrieron que cuando las gotas de lluvia caen sobre el suelo facilitan la liberación de geosmina y de otros compuestos de petricor presentes allí, que acaban dispersándose en forma de aerosoles con la ayuda del viento.
Si la lluvia cae de forma abundante el aroma del petricor será más intenso y si, además, sopla un viento fuerte, podrá viajar a zonas alejadas en las cuales todavía no llegado la lluvia. Una vez que ha pasado la tormenta, y el suelo está seco, el olor desaparece.
La geosmina (formada por 'smina', aroma, y 'geo', tierra), es producida fundamentalmente por una bacteria perteneciente al género de las actinobacterias llamada Streptomyces coelicolor.
GPS de camellos e insectos
Se ha calculado que nuestro olfato es muy sensible a esta molécula y que somos capaces de detectarla en un ambiente en el que tan solo hay cinco partes por billón. Es un olor que, sin duda, nos resulta muy agradable. Algunos científicos defienden que, para poder explicar este hecho, nos debemos remontar millones de años, cuando nuestros antepasados vivían en la sabana africana. En aquel ambiente la geosmina era tremendamente importante para detectar la presencia de agua y, de alguna forma, el mensaje se ha quedado anclado en los circuitos de recompensa .
La geosmina también está implicada en la supervivencia de los camellos, animales que la utilizan como GPS para encontrar el agua. Los científicos han documentado migraciones de camélidos en el seco desierto del Gobi -de más de 80 km- en busca de oasis. De esta forma, la geosmina bacteriana estaría implicada en su supervivencia.
Una vez que los camellos han llegado al oasis diseminan las esporas por los lugares por donde deambulan, favoreciendo su transmisión. Ahora bien, ¿qué pasaría si el gen de la geosmina mutase? Podría ser terrible para la supervivencia de estos animales.
Además de estos ungulados se han descubierto otros animales que también se sienten atraídos por el olor de la geosmina, la mayor evidencia científica se ha encontrado en algunos insectos. Es precisamente esta atracción de la que se han valido algunas flores del Amazonas para asegurar su supervivencia. Son capaces de generar un singular aroma que hacer creer a ciertos insectos que esas plantas tienen agua, de forma que su huida 'accidentalmente' ayudarían en el proceso de polinización.
La geosmina también podría ayudarnos a combatir cuatro enfermedades: la fiebre amarilla, el dengue, el zika y el chikungunya . Y es que los mosquitos Aedes aegypti , implicados en estas cuatro patologías, tienen una especial sensibilidad por la humedad (higrosensación) en el momento de poner sus huevos. La presencia de la geosmina ayuda a las hembras a encontrar el ambiente más propicio. Por este motivo, algunos científicos están estudiando la posibilidad de utilizar la geosmina para crear trampas de oviposición.
Pedro Gargantilla es médico internista del Hospital de El Escorial (Madrid) y autor de varios libros de divulgación.
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