Hallan el posible origen de la rubeola, 200 años después de su descubrimiento

Investigadores han descubierto a dos de sus «parientes», los virus ruhugu y rustrela, en murciélagos de Uganda y ratones de campo de Alemania

Andrew Bennett, uno de los investigadores implicados en la investigacion, sostiene un murciélago, portador de uno de los virus recién descubiertos, en el Parque Nacional Kibale, en Uganda Emily Julka
Gonzalo López Sánchez

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El virus de la rubeola es un buen argumento contra los antivacunas, porque ha sido prácticamente erradicado gracias a la vacunación. También puede servir como argumento para los que insisten que el SARS-CoV-2 es un patógeno tan peligroso y su origen tan oscuro que tiene que haber sido creado en un laboratorio: el virus de la rubeola también es muy contagioso y peligroso y su origen es totalmente incierto, aunque lleve por lo menos dos siglos infectando al ser humano.

Precisamente este miércoles, un estudio publicado en « Nature », y realizado por dos equipos de investigadores independientes, reveló indicios muy importantes sobre el posible origen del virus de la rubeola. Los científicos han descubierto dos parientes de este virus, llamados ruhugu y rustrela , en ratones de campo de Alemania y murciélagos de Uganda. Además, los autores han descrito estos virus y han comparado su «parentesco», entre sí y con la rubeola, en unos análisis que son fundamentales para encontrar el origen de este virus.

«¿Por qué ha sido tan difícil situar los orígenes de los parientes del virus de la rubeola?», se pregunta Tony Goldberg , investigador en la Universidad de Wisconsin-Madison y director del equipo estadounidense implicado en el estudio. «¿Por qué han pasado 206 años desde que George Maton describiera por primera vez la rubeola y, ahora, en un plazo de tres meses, dos equipos independientes lo han averiguado, y encima han tenido la suerte de oír de los resultados del otro equipo?».

Para Goldberg la respuesta está en la tecnología, que ahora ha avanzado lo suficiente como para hacer más fácil la búsqueda de genomas de virus en animales. Pero también ha influido la suerte. O, mejor dicho, la serendipia.

Dos nuevos virus, por casualidad

Como ya le ocurrió a Alexander Fleming en los años 20, cuando la casualidad y la curiosidad le llevaron a descubrir las propiedades antibióticas de la penicilina , el equipo de Goldberg estaba buscando coronavirus en murciélagos de Uganda, antes de la pandemia, cuando dieron con algo que no esperaban encontrar: la secuencia de un virus desconocido, en muestras tomadas de murciélagos «cíclopes de nariz con forma de hoja» ( Doryrhina cyclops ).

Un murciélago próximo a Doryrhina cyclops Allen, J. A., Lang, H., & Chapin, J. P.

Los análisis mostraron que este virus, llamado ruhugu (en honor a la palabra obuhuguhugu , que en una lengua ugandesa significa algo así como aleteo), es muy similar al virus de la rubeola: solo difiere en una pequeña región de sus genes, en una región implicada con la producción de la proteína que le permite unirse a las células a las que ataca.

Con unos tres meses de separación, otro equipo de investigadores trabajaba en Alemania en averiguar qué patógeno , causante de tumefacción en el cerebro, había sido capaz de matar a un burro, a un canguro y a un capibara en un zoo. Entonces, dieron con el virus rustrela, en honor a Strelasund, un brazo del mar Báltico, en los cerebros de estos animales muertos. Después, también encontraron al virus en los cerebros de ratones de campo de cuello amarillo perfectamente sanos, a unos 10 kilómetros del zoo.

Los autores han comentado que ninguno de estos virus infecta a humanos, pero que ambos pertenecen a la familia Matonaviridae , un grupo de virus cuyo único integrante conocido era el virus de la rubeola, desde que se identificara en 1962.

La peligrosa y escurridiza rubeola

La rubeola es un virus de transmisión aérea prácticamente erradicado gracias a la vacunación (se han administrado más de 500 millones de dosis desde los años setenta), aunque todavía hay brotes en diversas partes del globo. Causa sarpullidos y síntomas similares a los de la gripe, y puede provocar abortos o malformaciones en bebés : cada año, 100.000 niños nacen con sordera, ceguera o problemas de corazón por culpa de este virus.

Hasta ahora, nunca se había descubierto al virus de la rubeola ni a ningún pariente en animales. Pero ahora su hallazgo en murciélagos y en ratones de campo sugiere que el origen de la rubeola está en animales, y hace sospechar que ratones y murciélagos son reservorios naturales de este virus, es decir, un «surtidor» de patógenos, que transmiten el virus sin caer enfermos.

¿Por qué murciélagos y ratones?

«Roedores —especialmente ratas y ratones— y murciélagos son el reservorio de muchos patógenos», ha explicado a ABC Nacho de Blas , epidemiólogo veterinario de la Universidad de Zaragoza. Los motivos son varios: «Tienen un sistema inmunitario muy desarrollado, por lo que pueden sufrir la infeccción de múltiples patógenos sin pasar la enfermedad », ha comenzado.

Fotografía de varios virus de la rubeola CDC

Además, estos animales viven en comunidades muy grandes y densas: «En una cueva pueden vivir decenas de miles de murciélagos, muy apiñados, por lo que la transmisión de patógenos es muy fácil». El resultado es que ambos son «un laboratorio natural muy bueno para que se produzcan mutaciones y variaciones naturales en los patógenos».

«Ratones y murciélagos son un laboratorio natural para que se produzcan mutaciones y variaciones naturales en los patógenos»

Por último, De Blas ha destacado que ambos animales interactúan mucho con los humanos : están presentes de forma silenciosa en las ciudades y en el campo y establecemos con ellos una interacción «bastante alta», a través de las heces, de la orina o de los microorganismos que exhalan.

Por poner algunos ejemplos, los murciélagos son portadores del virus de Marburgo, del Nipah, del Hendra, del Ébola o del virus de la rabia . Además de lo ya mencionado, devoran toneladas de insectos, a su vez portadores de múltiples microorganismos, y son un grupo de animales muy diverso y versátil.

¿Pueden saltar a humanos?

De vuelta a la rubeola y a sus nuevos parientes, los virus ruhugu y rustrela, Goldberg ha comentado que todavía no hay evidencias de que estos puedan saltar a humanos, si bien es cierto que ya han mostrado su versatilidad al infectar a mamíferos considerablemente diferentes en el zoo de Alemania.

«Si alguno de ellos resulta ser zoonótico —es decir, que tiene capacidad de saltar de animales a humanos— cambiará por completo la situación de la erradicación de la rubeola ».

Afortunadamente, la similitud entre estos tres virus sugiere que la vacuna frente a la rubeola debería de ser efectiva contra los dos nuevos.

Esta investigación ha vuelto a resaltar la importancia de vigilar los animales salvajes en busca de virus potencialmente peligrosos. También de la necesidad de estudiar los impactos del uso del medio ambiente. Desde hace décadas, cada vez más patógenos emergentes infectan al humano gracias a la invasión de ecosistemas y a la interconectividad y alta densidad de sus poblaciones.

« Los virus se quedan en su sitio cuando los ecosistemas están intactos », ha dicho Goldberg. Otro motivo más para proteger el medio ambiente.

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