Hallan un ecosistema único en el Ártico en el que enormes esponjas sobreviven de animales extintos
Las esponjas crecen en grandes cantidades y alcanzan un tamaño impresionante en los picos de volcanes submarinos apagados
En las profundidades del océano Ártico, permanentemente cubierto de hielo, donde apenas llega la luz y donde uno no esperaría encontrar nada, un equipo de investigadores alemanes ha descubierto un ecosistema insólito y sorprendentemente rico. Sobre los picos de volcanes submarinos apagados de Langseth Ridge, no lejos del Polo Norte, se extiende una gigantesca alfombra de esponjas de un tamaño impresionante que, sin otra fuente de comida, crece alimentándose de los fósiles de animales extintos. La investigación aparece publicada en 'Nature Communications'.
Las esponjas se consideran una de las formas más básicas de vida animal. Son capaces de sobrevivir en todos los océanos, desde los arrecifes tropicales poco profundos hasta las profundidades del Ártico. Pero la aparición de estos enormes jardines de esponjas supuso una sorpresa para los investigadores. ¿De qué se alimentaban en una zona a la que apenas llegan nutrientes? Los análisis revelaron que estas esponjas, como muchas otras, albergan una comunidad de microbios en una relación simbiótica. Estos organismos, que contribuyen a la salud y nutrición de las esponjas, pueden utilizar materia orgánica vieja, lo que permite a las esponjas alimentarse de restos antiguos
Los investigadores descubrieron que hace miles de años, las sustancias que se filtraban desde el interior del lecho marino sustentaban un rico ecosistema, hogar de una variedad de animales. Cuando se extinguieron, quedaron sus restos. Ahora estos forman la base de este inesperado jardín de esponjas.
Vivir de los restos
El análisis de los microorganismos apoyó la hipótesis de los investigadores. «Los microbios tienen la caja de herramientas adecuada para este hábitat», explica Ute Hentschel, del Centro Geomar Helmholtz para la Investigación Oceánica en Kiel, quien llevó a cabo los análisis microbiológicos con su equipo. «Los microbios tienen los genes para digerir partículas refractarias y materia orgánica disuelta y utilizarlas como fuente de carbono y nitrógeno, así como una serie de fuentes de energía química disponibles allí», explica.
La biomasa de esponjas de Langseth Ridge es comparable a la de suelos de esponjas menos profundos con un aporte de nutrientes mucho mayor. «Este es un ecosistema único. Nunca antes habíamos visto algo así en el alto Ártico central. Este jardín de esponjas puede ser un ecosistema transitorio, pero es rico en especies, incluidos los corales blandos», dice Antje Boetius, del Instituto Max Planck de Microbiología Marina y científica jefa de la expedición.
El Ártico es una de las regiones más afectadas por el cambio climático. «Con la rápida disminución de la capa de hielo marino y el cambio del entorno oceánico, un mejor conocimiento de los ecosistemas de puntos críticos es esencial para proteger y gestionar la diversidad única de estos mares árticos bajo presión», concluye Boetius.