Un frenesí sexual nunca visto captado en vídeo
Científicos graban por vez primera la exaltada competencia de unos moluscos para inseminarse entre sí
Reuben Shipway es un científico de la Universidad de Postsmouth (Inglaterra) que tiene uno de esos trabajos que difícilmente uno se imagina de niño cuando fantasea sobre qué quiere ser de mayor. Se dedica a estudiar la vida sexual de los gusanos de la madera, unos moluscos bivalvos de cuerpo blanco conocidos en los océanos de todo el mundo por alimentarse de la madera sumergida. Devoran barcos, muelles y defensas marinas, una dieta que, por cierto, cuesta cada año miles de millones de euros.
Estos animales, también llamados bromas, no se caracterizan solo por perforar barcos. También mantienen una actividad sexual capaz de impresionar a cualquiera. Y el equipo de Shipway ha sido el primero en captarlo en vídeo. La descripción de las imágenes podría ser el argumento de una película para adultos: un frenesí sexual competitivo en el que los apéndices más grandes tienen más éxito. Pero hasta aquí llegan las comparaciones, porque estos pequeños moluscos se emplean en el asunto de una forma difícil de imaginar.
Los protagonistas de esta exaltada «orgía» son, en concreto, los Bankia setacea . Con su aspecto de gusano largo, son muy diferentes de otros moluscos marinos como las almejas o los mejillones. «Cuando notamos por primera vez que estos animales se reproducían en el acuario, no podíamos creer lo que estábamos viendo. Estaban usando sus sifones para luchar, inseminarse entre sí e intercambiar esperma . Hasta donde sabemos, esta lucha no había sido observada antes», dice Shipway, quien ha publicado sus conclusiones en la revista «Biology Letters».
Estos animales de género fluido tienen dos sifones largos, uno utilizado para respirar agua y el otro para expulsar los desechos. Son las únicas partes que sobresalen de la madera. «La mayoría de las veces, no son muy interesantes a la vista. Un día estaba en el acuario y me di cuenta de que había una columna espesa de líquido cremoso en el tanque, que sabía que tenían que ser huevos y esperma», dice el científico. «Cuando me acerqué un poco más, vi que los sifones de estos animales se estaban volviendo locos y yo estaba presenciando un frenesí sexual, y decidí filmarlo», subraya. Cuando volvió unas horas más tarde, los gusanos «todavía estaban en eso».
Esperma de ida y vuelta
Los investigadores grabaron varios gusanos de barco apareándose entre sí, algunos recibieron esperma y plantaron su propio esperma en un individuo diferente al mismo tiempo. Se ve a algunos extrayendo esperma de sí mismos, y a otros eliminando el esperma de su rival mientras intentan reproducirse.
Dentro de una pieza de madera, 74 de los 79 gusanos de barco se dedicaron a la pseudocopulación (comportamientos similares a la cópula con una función reproductiva pero no que implican una unión sexual real entre los individuos), mientras que cinco permanecieron al margen, alojados en su lugar en la madera, demasiado lejos para poder participar.
El equipo identificó etapas claras de la transferencia de esperma de los gusanos de barco. Primero, el sifón del individuo receptor se vuelve inactivo y se abre completamente. Luego, los sifones de los donantes se arrastran por la superficie de la madera hasta que encuentran el sifón receptor de un vecino. Una vez que han encontrado al receptor, los sifones se entrelazan y el donante transfiere el esperma al receptor. En áreas de alta competencia, los sifones luchan por el acceso a un compañero. Después de la transferencia de esperma, los óvulos fertilizados se liberan en el mar.
Se sabe que el apareamiento competitivo y la pseudocopulación ocurren solo en un puñado de invertebrados marinos. «Es una forma rara y sofisticada de comportamiento reproductivo, con peleas entre compañeros rivales, acercando a los posibles compañeros y poniéndolos lejos de los rivales, y yendo tan lejos como para sacar el esperma de un rival de un sifón para que flote», describe Shipway.
Más grande, mejor
Los investigadores piensan que los gusanos de barco que crecen rápidamente a un tamaño mayor pueden tener una ventaja competitiva porque tienen sifones más largos, por lo que llegan más lejos para defenderse de los rivales y fertilizar a sus vecinos.
Aunque estas criaturas tienen mala prensa por comerse la madera de los barcos, los investigadores recuerdan que juegan un papel importante en el ciclo de carbono en el océano. Una nueva investigación sobre sus bacterias sugiere que son potencialmente importantes para el descubrimiento de nuevos fármacos en la lucha contra la resistencia a los antibióticos. Las enzimas en sus entrañas tienen un alto potencial para su uso en la producción de biocombustibles.
Como recuerda Nancy Treneman, miembro del equipo de investigación, «la batalla de la humanidad durante milenios con estos frágiles animales para limitar su apetito voraz por nuestros barcos de madera, muelles y diques ha tenido un éxito limitado. El estudio de su reproducción aumenta nuestra comprensión de su lugar en la red de vida del océano y cómo podríamos, un día, que no se coman los barcos».