La flora intestinal se ha adaptado a sustancias como el bisfenol
Las bacterias del intestino reflejan la evolución de nuestra especie
Comparado con el de los cazadores recolectores, nuestro microbioma ha perdido diversidad
Cada vez se da más peso al papel de la flora intestinal en el desarrollo de enfermedades
" Somos lo que comemos , y nuestro microbioma es un reflejo muy importante del estilo de vida" Es la conclusión a la que ha llegado el microbioólogo Andrés Gómez, del Instituto J. Craig Venter en California después de comparar las bacterias intestinales de una tribu de pigmeos cazadores recolectores, otra de agricultores bantúes y la de los norteamericanos. El estudio se publica en Cell Reports .
Gómez estudiaba los microbios intestinales de los gorilas con la ayuda de rastreadores Baaka, una tribu de pigmeos que vive en Camerún, en los bosques cercanos al Congo y a la República Centroafricana.
"Encontré su estilo de vida fascinante. Casi no tienen influencias occidentales” señala Gómez. El investigador colombiano enseguida sintió curiosidad por saber cómo sería la flora intestinal de esta tribu, cómo la forma de vida influye en la diversidad bacteriana y como está ha ido cambiando a lo largo de la evolución de nuestra especie.
Los Baaka son un pueblo seminómada de cazadores recolectores que viven en pequeñas chozas dispuestas en círculo y la mayoría del tiempo la pasan al aire libre. Y lo de pequeñas chozas es literal, porque los Baaka apenas superan el metro y medio de estatura. Sin embargo, se están convirtiendo poco a poco en un pueblo más sedentario. No se trata de que se distraigan con pasatiempos occidentales como la televisión, obviamente. Es algo más preocupante. Por un lado, la intensa deforestación de la selva tropical del África Central donde viven. Y por otro, las presiones por parte de sus vecinos, más altos y más dominantes, los bantúes, que también han puesto coto a su movilidad.
Gómez aprovechó la cercanía de los bantúes , que también les ayudaban en el estudio de los gorilas, para extender a ellos su estudio de la flora intestinal, ya que pese a que se basan en la agricultura tradicional, incorporan algunas de las prácticas occidentales, lo que propocionaba un paso intermedio entre las sociedades más primitivas y las más industrialiadas.
Así que decidieron recoger muestras fecales de los dos grupos -Baaka y Bantú- para su análisis. En total analizaron muestras de 28 baaka y 29 miembros de la comunidad bantú. El modo de vida de ambos, es muy diferente, aunque vivan cerca. Los pigmeos baaka dependen en gran medida de la caza, pesca, y recolección de frutas y verduras para su sustento . Sin embargo, la población bantú se basa una “economía de mercado” y refleja el siguiente paso evolutivo de nuestros antepasados con la aparición de la agricultura y la ganadería, que los llevó a establecerse en poblados permanente. Los bantúes cultivan tubérculos, frutas y otras plantas, hacen uso de productos derivados de la harina y crían cabras para carne. También utilizan antibióticos y otros fármacos cuando están disponibles.
La evolución "escrita" en el intestino
Los datos de secuenciación revelaron que mientras que los microbios intestinales de los baaka y bantúes eran de especies bacterianas similares, la abundancia de grupos bacterianos tradicionales se redujo en los bantúes. Los baaka tenían más bacterias relacionadas especializadas en desomponer la fibra vegeral, por ejemplo. Otras comparaciones con datos de microbiomas occidentales mostraron que el de los bantúes está a medio camino del de los Baaka y las poblaciones occidentales. "El microbioma baaka es más similar a la de los primates salvajes que al de los americanos o europeos", explica Gómez.
Cuando los investigadores profundizaron en las funciones de las diferentes comunidades bacterianas intestinales encontradas en las
Los bantúes tiene más bacterias relacionadas con el procesamiento de azúcares y tóxicos
muestran, vieron que había una transición pautlatina (gradiente) entre la de los Baaka y los microbiomas “occidentales” en las vías metabólicas implicadas en el procesamiento de los hidratos de carbono y “sustancias extrañas al organismo”, conocidas como xenobióticos.
Con el nombre de xenobióticos se designa a los compuestos químicos que no forman parte de la composición de los organismos vivos. Una vez absorbidas estas sustancias se acumulan y pueden ser tóxicas. Entre los principales xenobioticos se encuentran los derivados de la agricultura, como plaguicidas y pesticidas, o los metales pesados, dioxinas, componentes de los plásticos modernos, etc.
La huella del bisfenol
Los bantúes tenían por ejemplo más bacterias implicadas en las vías de degradación de bisfenol, similar a los observados en Americanos de EEUU, y más alta en comparación con el baaka. El bisfenol es un compuesto utilizado en la fabricación de plásticos, latas, juguetes, etc. También tenían más bacterias capaces de degradar aditivos alimentario y medicamentos. A cambio habían perdido algunas de las especies que sí estaban presentes en la flora intestinal de los Baaka.
"Sospechamos que el enriquecimiento en las vías de procesamiento de los glúcidos y xenobióticos que vemos en bantúes y americanos está relacionado con el acceso a los azúcares más digestibles y a los fármacos, mientras que los cazadores-recolectores consumen más plantas fibrosas y no tienen acceso a los medicamentos o antibióticos", explica Gómez, aunque advierte que son necesarios estudios adicionales para corroborar sus conclusiones.
"El estudio apoya la idea de que la dieta es el factor que más influye en la composición del microbioma en los seres humanos". Y lo que indica es que el cambio de vida obligó a una adaptación de la flora intestinal paralela a nuestra evolución como especie, pero que ha ido perdiendo diversidad con nuestro estilo de vida actual.
Enfermedades metabólicas
"Este es uno de los primeros estudios que muestran que el microbioma de un grupo de agricultores tradicionales es un estado intermedio entre el de los cazadores-recolectores y el de las personas que viven una sociedad occidental industrializada", explica Gómez. “Y esta transición puede reflejar la forma de evolución de la flora intestinal de los humanos modernos. El estudio ofrece información sobre los factores que pueden haber guíado las diferencias en el microbioma, que se cree que está relacionado con diversos trastornos metabólicos en las poblaciones occidentales”.
La microflora o microbiota es el conjunto de bacterias que coloniza el tracto gastrointestinal, en especial el intestino. Están bien documentada la importancia y el impacto en el funcionamiento del organismo de los aproximadamente 100 billones de bacterias de unas 500 a 1.000 especies distintas de la flora intestinal . Son importantes en la obtención de energía y nutrientes y en la protección frente a las infecciones, ya que desempeñan un papel esencial en el desarrollo y la equilibrio del sistema inmunitario. También hay evidencias que implican a la microbiota intestinal en patologías como la obesidad, el fallo multiorgánico, el cáncer de colon o la enfermedad inflamatoria intestinal. Y los compuestos que producen estas bacterias pueden cruzar la barrera hematoencefálica y llegar al cerebro, por lo que algunos estudios sugieren que también pueden influir en el estado de ánimo y en algunos transtornos mentales, como la anxiedad y la depresión.
Muchos estudios se centran en la actualidad en estos inquilinos de nuestro organismo. Los últimos sugieren que incluso la efectividad de la quimioterapia o la recién incorporada inmunoterapía para combatir el cáncer podría depender en parte de la composición de las bacterias intestinales.
De hecho algunos investigadores sugieren que el organismo y el microbioma que alberga forman un "supra-organismo" sometido a la selección natura l y que es el que proporciona las respuestas respuestas adaptativas al medio en que vivimos.