La extraña enfermedad de la isla de Guam
Los habitantes de esta isla de la Micronesia sufrían un misterioso trastorno neurológico de origen desconocido durante mucho tiempo
En el año 1521, en el viaje de la primera circunnavegación, Fernando de Magallanes descubrió una isla perteneciente al conjunto de archipiélagos que conforman lo que se conoce como Micronesia y a la que bautizó como Guam .
Esta isla tiene una extensión de poco más de quinientos kilómetros cuadrados y es la de mayor tamaño de la cadena de las islas Marianas. Los lugareños tenían por costumbre afeitarse la cabeza, por lo que los españoles los denominaron “chamorros” , que significan rapados o esquilados.
En 1565 Miguel López de Legazpi tomó posesión efectiva de la misma, junto a otras islas vecinas; si bien la colonización no se hizo efectiva hasta el siglo diecisiete con la llegada de pobladores procedentes de Nueva España –actual México- y de los jesuitas.
Guam tuvo una enorme importancia estratégica durante las siguientes centurias ya que era el principal puerto natural de escala del Galeón de Manila, un convoy de barcos que anualmente realizaban la ruta comercial entre Acapulco y Manila.
Esta isla perteneció a la corona española hasta 1898, momento en el que junto a Filipinas, Cuba y Puerto Rico fue cedida a los Estados Unidos. Durante la Segunda Guerra Mundial volvió a cobrar protagonismo tras ser invadida por los japoneses, los cuales serían expulsados antes del final de la contienda.
La enfermedad lytico-body
En 1952 dos científicos –Koerner y Arnold- alertaron sobre la alta incidencia de una enfermedad neurológica entre la población autóctona. Una patología que era conocida como “lytico-body”, una refundición gramatical entre el castellano “paralítico” –uno de los síntomas- y el término anglosajón empleado para designar al cuerpo –en alusión a los movimientos corporales-.
La sintomatología recordaba, en parte, a una esclerosis lateral amiotrófica, por otra hacía pensar en una enfermedad de Alzheimer y, para complicarlo aún más, había síntomas similares a los que sufren los enfermos de Parkinson. Por ello, los investigadores la bautizaron inicialmente como ALS-PDC, las iniciales en inglés de las tres enfermedades.
Las causas reales sobre el origen de esta dolencia eran desconocidas en aquellos momentos y se barajaron diferentes posibilidades, entre ellas las infecciones víricas, las causas genéticas –no se encontró ninguna mutación que pudiera explicarla- o ciertos hábitos alimentarios.
En línea con esta última posibilidad, en la década de los sesenta Leonard Kurland y Donald Mulder sugirieron la posibilidad que estuviera ligada al consumo de unas plantas autóctonas.
En la gastronomía chamorra son muy apreciadas las tortillas de harina preparadas con las semillas de cicas –un tipo de palmeras- las cuales contienen elevadas cantidades de beta-metil-amino-L-alanina (BMAA).
El consumo de esta sustancia puede producir síntomas neurológicos similares a los de los enfermos de la isla de Guam pero se estimó que había que consumir cientos de tortillas diariamente para que apareciera la sintomatología, por lo que la hipótesis fue aparcada definitivamente.
La culpa es del zorro volador
Fue poco tiempo después cuando un etnobotánico que trabajaba en el Jardín Botánico Tropical Nacional de Hawaii –Paul Alan Cox- alumbró una nueva hipótesis.
En la isla de Guam hay un tipo de murciélago frugívoro, de tamaño medio, al que se le conoce como zorro volador de las Marianas –Pteropus mariannuus mariannus- y que es un gran consumidor de semillas de cícadas (Cycas circinalis).
Para los chamorros el zorro volador es un alimento exquisito, un verdadero delicatesen del que se aprovecha prácticamente todo, desde la carne hasta los órganos internos pasando por la piel, los glóbulos oculares e, incluso, las membranas de las alas. Una vez que lo han capturado lo lavan, lo arrojan al agua hirviendo y después de cocerlo lo sirven mezclado con leche de coco.
Cuando los científicos estudiaron la bioacumulación de BMAA que había en un plato de zorro volador la sorpresa fue mayúscula, era mucho más elevada que cuando se consumían las semillas, por lo que no hacía falta ingerir grandes cantidades para que apareciera la sintomatología neurológica.
Así pues, la génesis de la enfermedad se encontraba en el consumo del zorro volador, este quiróptero era el responsable de que la isla de Guam haya tenido durante décadas una de las incidencias más elevadas de esclerosis lateral amiotrófica del mundo.
Pedro Gargantilla es médico internista del Hospital de El Escorial (Madrid) y autor de varios libros de divulgación.
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