Clear-Space 1
Europa comenzará a limpiar la basura espacial en 2025
La Agencia Espacial Europea (ESA) lanzará un proyecto experimental, ClearSpace-1, para coger un fragmento de cohete y desintegrarlo en la atmósfera

El planeta Tierra está rodeado por una «capa» de chatarra espacial, fruto de 60 años de exploración. Existen casi 2.000 satélites operacionales y 3.000 fuera de servicio y la compañía SpaceX propone lanzar 12.000 más. En la actualidad, las redes de seguimiento, como el US Space Surveillance Network, tienen localizados del orden de 23.000 objetos en órbita. Entre estos hay de todo: desde fragmentos de pintura a satélites, pasando por piezas de todos los tamaños y carcasas de cohetes. Dado que su velocidad ronda los 56.000 kilómetros por hora , son auténticos proyectiles capaces de destruir cualquier cosa que se interponga en su camino. Incluso, se teme que se produzca el síndrome de Kessler , una cascada de colisiones catastróficas que, de una tacada, devolverían a la humanidad a los años sesenta.
«Imaginen lo peligroso que sería navegar por alta mar si todos los barcos de la historia todavía estuvieran a la deriva sobre el agua», ha dicho en un comunicado Jan Wörner, director general de la Agencia Espacial Europea (ESA). Por ese motivo, la ESA acaba de solicitar un proyecto para lanzar la ClearSpace-1 , una iniciativa destinada a hacer la demostración tecnológica de un satélite capaz de limpiar una pieza de basura espacial , y que se lanzará en 2025. De esta forma, ClearSpace-1 sería la primera misión espacial de la historia destinada a limpiar basura en la órbita.
«Este es el momento adecuado para una misión así», ha dicho Luc Piguet, CEO de ClearSpace. Esta es la startup suiza que tendrá que presentar su proyecto antes de comenzar la misión, en marzo del año que viene, y que será la encargada de lograr que este tipo de operaciones sean rentables y permitan inaugurar un nuevo mercado. «El problema de la basura espacial es más acuciante que nunca antes».
Un remolque espacial
Como hemos dicho, en la actualidad existen alrededor de 2.000 satélites operacionales y 3.000 fuera de servicio. Pero, incluso en el caso de que no se lanzara ningún aparato más, resulta que la presencia de tantos restos augura los choques aleatorios acabarán aumentando el número de piezas en la órbita.
Pero este no será el caso. Tal como ha explicado Piguet, se espera que en los próximos años se lancen varias mega-constelaciones de cientos o miles de pequeños satélites , que multiplicarán por diez el número de naves en la órbita. Por tanto, en opinión de este empresario e investigador, «hay una necesidad clara de tener un remolque para retirar los satélites no operacionales de la región de la órbita que tiene más tráfico».
Después del Consejo Interministerial celebrado en noviembre en Sevilla, la ESA acordó firmar un contrato con un socio comercial para establecer este «servicio de limpieza» en la órbita baja de la Tierra. El primer paso es lograr que esto sea posible a nivel técnico.
Con esta finalidad, tanto la NASA como la ESA están investigando cómo retirar restos de gran tamaño, desarrollando sistemas de guiado, navegación, control, encuentro y captura de dichos objetos, a través de un proyecto conocido como ADRIOS. Se espera que los resultados de esta investigación darán forma a la misión ClearSpace-1.
Cuatro brazos robóticos
El primer objetivo de este «remolque espacial» será retirar un adaptado r, un componente que conecta la carga de un cohete con el cohete propiamente dicho, de un lanzador Vega. Dicho adaptador quedó en la órbita de la tierra a una altitud de 800 a 660 kilómetros cuando fue lanzado en el año 2013 y tiene una masa de 100 kilogramos. Esta pieza se ha escogido por su sencillez y por la facilidad con la que puede ser enganchada.
Está previsto que la «nave» ClearSpace-1 se ponga en órbita a una altura de 500 kilómetros y haga una serie de pruebas antes de emprender la tarea de encontrarse con la pieza de basura espacial y de capturarla. Lo hará con cuatro brazos robóticos, que se engancharán al adaptador firmemente. Después, tanto el cazador experimental y la basura «desorbitarán», perderán altura y arderán en la atmósfera.
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