¿Estamos los humanos conectados por cuatro grados de separación?
Todo comenzó hace noventa años como un cuento y ahora es una realidad
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La teoría de grafos se basa en un sistema de vértices y aristas que permiten enlazar o conectar diversos elementos con la finalidad de poder estudiar las interrelaciones que existen entre ellos y la forman en que lo hacen. Por ejemplo, nos permite conocer la posibilidad que existe de conectar dos personas entre los casi 7.700 millones de seres humanos que pueblan el planeta.
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Esta teoría habría sido impensable de desarrollar en la antigua Grecia o en la Edad Media ya que en aquellos momentos los contactos sociales que tenía una persona eran muy escasos y las posibilidades de viajar entre dos puntos distantes eran verdaderamente dificultosas. Una teoría de este tipo tan solo podía formularse en un mundo globalizado, en el que los trenes, barcos, aviones y teléfonos fueran una realidad.
Un mundo pequeño
Todo comenzó en 1930 cuando el escritor húngaro Frigyes Karinthy propuso la teoría de los ' Seis grados de separación ' ('Six Degrees of separation') en un cuento llamado 'Chains'. Allí se relata que cualquier persona del planeta puede acceder a otra en tan solo seis pasos o conexiones.
Esta hipótesis se basa en que el número de conocidos que tiene una persona oscila entre 50 y 100 , y que crece de forma exponencial con cada eslabón de la cadena. El punto débil de esta teoría, al menos sobre el papel, es que varias personas pueden tener conocidos en común, con lo cual el número de posibilidades disminuye.
En la década de los cincuenta la teoría pasó de la literatura a las matemáticas. El sociólogo estadounidense Ithiel de Sola Pool (1917-1984) y el matemático austriaco Manfred Kochen (1928-1989) la enunciaron de la siguiente forma: «¿cuál es la probabilidad de que dado un conjunto de N personas cada uno de sus miembros estén conectados con otro miembro vía k1, k2, k3… con enlaces?». Desgraciadamente no pudieron llegar a la demostración.
En la década siguiente el psicólogo Stanley Milgram (1933-1984) ideó un método sencillo capaz de probar esta teoría. Este profesor de la Universidad de Harvard diseñó una técnica que se conoce como el «método del mundo pequeño», que consistía, básicamente, en darle cartas a cientos de personas elegidas aleatoriamente y que debían enviarlas a una sola persona –un corredor de bolsa neoyorkino-. Milgram tan sólo formuló una extraña regla: las cartas solo podían ser enviadas al destinatario final o a alguien que conocieran y que a su vez pudiera conocerlo. Si la segunda persona conocía al destinatario le enviaba la carta para que fuera devuelta a Milgram, en caso contrario se la enviaría a un tercero que podía conocer al corredor de bolsa y así sucesivamente.
En contra de todo pronóstico los paquetes llegaron con un número bajo de enlaces: entre 5 y 7. De esta forma, destinatario y remitente parecían estar unidos por los célebres «seis grados de separación».
¿Y si fueran solo cuatro grados?
La conectividad ha aumentado en las últimas décadas gracias a internet y son muchos los que ya defienden que cualquier persona del planeta puede estar relacionada con otra en tan solo cuatro grados. Uno de los que defienden esta teoría es Mark Zuckerberg .
En el año 2011, a través del estudio 'Anatomía de Facebook', se investigó a los amigos de los 721 millones de usuarios que había en aquel momento en esa red social y que representaban el 10% de la población mundial para ver su grado de conectividad. Se observó que el 99,5% de los usuarios se conectaban con apenas cinco grados de separación.
Cinco años después se repitió el experimento, en esa ocasión el número de usuarios se elevó hasta los 1.600 millones y los grados de conexión descendieron hasta 4,5 .
En el año 2013 el belga Michiel Das , desempleado y abatido, decidió poner en práctica la teoría de los seis grados para encontrar trabajo en la ciudad de Barcelona. Creó tan solo tres tarjetas de visita y se las entregó a tres personas diferentes a las que pidió que las fueran pasando hasta que llegarán a una persona que estuviera dispuesta a contratarle. ¿Cuál fue el resultado? Tras pasar por las manos de cuatro contactos Das consiguió que el área de marketing de la empresa Seat se fijase en él y le contratase.
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Pedro Gargantilla es médico internista del Hospital de El Escorial (Madrid) y autor de varios libros de divulgación.