Ciencia
¿Eres capaz de decir de qué color es el paraguas?
Si se mira la imagen solo durante una fracción de segundo para averiguar el color del paraguas, el fondo se convierte en un «ente» borroso
Según un artículo presentado este martes, el cerebro puede captar detalles de formas en el centro, y luego construir una imagen de conjunto con información básica sobre el resto
Con tan solo un segundo para ver la imagen, cualquier persona puede concluir que el paraguas de la fotografía es azul oscuro o quizás negro. Pero si después se pregunta a esa misma persona qué es lo que hay en el fondo de la imagen, la repuesta ya es más difícil. Al menos tal como ha ocurrido en la redacción, las contestaciones se suelen centrar en las partes más llamativas del fondo, y por eso se suele decir que en la parte de detrás hay unos edificios y un taxi, aunque en realidad se trate de una furgoneta amarilla. Pero, ¿por qué hay partes más llamativas que otras? ¿Por qué hay menos personas que se fijan en los peatones que se resguardan bajo la lluvia o por qué nadie dice que en la fotografía hay un camión blanco o un puesto de perritos calientes?
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La respuesta no es nada sencilla, pero se podría resumir en que la percepción de la realidad es subjetiva y que está e ntrenada para destacar ciertos detalles y ocultar otros . Por eso, por ejemplo, nuestro cerebro solo es consciente del sonido que percibimos (el sonido de las teclas o el murmullo de la televisión) cuando hay un cambio o cuando las palabras de un texto nos hacen pensar en ello (como seguramente habrá ocurrido ahora). Un artículo presentado este martes en la revista « Trends in Cognitive Sciences » y realizado por científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) propone una nueva idea para explicar cómo son los mecanismos de la percepción. En contra de la hipótesis de que nuestros ojos captan toda la información de las imágenes que perciben y que nuestro cerebro se comporta como un cuello de botella que solo puede procesar una parte, ellos defienden que, en realidad, nuestra visión está especializada en captar detalles de ciertos objetos y a la vez de captar la esencia del resto .
«Muchos trabajos apoyan la idea de que la percepción de nuestra experiencia visual es sumamente rica y vívida. Y eso es totalmente erróneo», ha defendido Michael A. Cohen , investigador en el Instituto McGovern para Investigación Cerebral del MIT. «Pero incluso si solo podemos ver con detalle un puñado de objetos , también somos capaces de entender de un vistazo cómo es el mundo que nos rodea , una especie de sensación de cómo es la escena en la que estamos».
En otras palabras, a la vez que se perciben unos cuantos detalles, Cohen propone que el cerebro está entrenado en captar la esencia del fondo: «Parece que hay rutas neurales separadas para representar el árbol y el bosque », ha escrito el autor en el artículo.
Para llegar a esta idea, los investigadores se fijaron en artículos que cuantificaron la percepción visual mostrándoles a las personas imágenes durante un tiempo muy corto y preguntándoles luego por los detalles que recordaban . En la mayor parte de los casos, las personas daban cuatro o cinco respuestas correctas. Sin embargo, cuando se les pedía que se fijaran en algo concreto antes de ver las imágenes, como ha ocurrido con el paraguas al principio del artículo, comenzaban a prestar atención a cosas distintas y sus respuestas ya no eran tan correctas.
Para Cohen, esto muestra que la percepción es resultado de muchos procesos, como la atención o la memoria, a la vez que apoya otros estudios en los que se sugiere que el cerebro está «diseñado» para percibir el panorama objetos o escenas muy rápidamente.
El cerebro, un rápido intérprete de la realidad
En parte, el cerebro puede conseguirlo porque tiene un as en la manga: « El mundo visual no está hecho de bits distribuidos de forma aleatoria o de información no relacionada; en vez de eso, tiene estructura, regularidad y redundancia . El sistema visual se aprovecha de este hecho y representa grupos de objetos al igual que un sistema estadístico es capaz de resumir varios tipos de información».
En concreto, los científicos creen que el cerebro puede así agrupar información relacionada con la orientación, brillo, velocidad de movimiento y tamaño. Pero también actúa así con atributos más complejos: es el caso del reconocimiento de emociones en las caras, el género, la identidad o la dirección de la mirada. En muchos casos, además se sabe que esa información puede procesarse en apenas 50 milisegundos. Por ello, aunque no se procesen detalles de objetos, se cree que el cerebro puede hacer un rápido resumen de la parte que «considera más relevante» del mundo visual.
Todo esto es lo que le permite al cerebro decidir en una fracción de segundo si un grupo de personas que se acerca supone una amenaza : por ejemplo, si se mueven muy rápido, si todos van en la misma dirección o si sus expresiones muestran enfado, tenderemos a percibir que sí. Pero si se mueven despacio, en varias direcciones y con expresiones neutras, sentiremos que no.
Según varios estudios, hacen falta unos 300 milisegundos para que el cerebro «extraiga» la esencia de una escena. También sostienen que, en apenas 100 milisegundos, puede incluso extraer propiedades como la profundidad, la apertura o la temperatura de la escena.
Guía para la mirada
Por todo esto, Cohen concluye que de un simple vistazo el cerebro es capaz de sacar una tremenda cantidad de información de una escena. Esto, por sí solo es muy importante para guiar las acciones, pero también determina hacia dónde se dirige la mirada en cada momento. « Los observadores no no mueven sus ojos al azar por una escena ; van sistemáticamente a las partes que proporcionan más información para la tarea que se desempeña», escribe Cohen en el artículo.
Además, sugiere que se pueden percibir de un vistazo aspectos más complejos de la realidad: «No solo vemos una taza y una mesa, vemos una taza descansando en una mesa, y enseguida ensayamos en el movimiento para alcanzar la taza y dar un trago. Si vemos gente en una escena, enseguida percibimos sus características sociales y sus acciones, por ejemplo si están interaccionando entre ellas o no».
Por todo eso, parece claro que la memoria, la experiencia y la atención determinan qué es lo que se percibe, y llevan al cerebro a conformarse con representaciones detalladas de aquello en lo que fija su atención y con una representación de la esencia del fondo. Irónicamente, si se mira de nuevo la imagen del paraguas después de leer el artículo, se puede captar un mundo visual totalmente nuevo.